Escenario de más de 200 cintas, se conoció como el Hollywood español
Lunes 12 de marzo de 2012, p. a14
Colmenar Viejo, España, 11 de marzo. Cary Grant, Richard Burton, Charlton Heston, Sophia Loren, Claudia Cardinale, Clint Eastwood, Charles Bronson, Robert Mitchum, Alain Delon... Ninguna población española ha visto pasar por su calles tantas estrellas del cine internacional y directores de la talla de Anthony Mann, Stanley Kubrick, Raoul Walsh, Richard Fleischer u Orson Welles como Colmenar Viejo.
Situada a unos 30 kilómetros al noroeste de Madrid, en las faldas de la Sierra de Guadarrama, la modesta población ganadera llegó a ser conocida en los años 60 como el Hollywood español por las más de 200 películas, la mayoría del género western, que se rodaron en su perímetro municipal. Todo comenzó en 1955, cuando el dictador Francisco Franco autorizó al director estadunidense Robert Rossen, acosado por el macarthismo en su país, que rodara en la dehesa colmenareña de Navalvillar Alejandro Magno, con un joven Richard Burton como protagonista.
Cuatro años después se rodó Espartaco, protagonizada y producida por Kirk Douglas, con un elenco de lujo integrado por Charles Laughton, Laurence Oliver, Tony Curtis y Peter Ustinov, entre otros. En Alejandro Magno, Espartaco y El Cid (1961), con Charlton Heston y Sophia Loren, aparece nítidamente, en segundo plano, el Pico San Pedro, un cerro de mil 423 metros, de color ceniza, que domina el paisaje de Colmenar Viejo y varios pueblos de la comarca.
El escritor y cineasta colmenareño Víctor Matellano, quien ha documentado en varios libros la historia cinematográfica de su pueblo, recordó: de adolescente, le asombraba que el mismo paisaje con el Pico San Pedro que veía por la ventana aparecía en la pantalla televisiva de su casa, pero con Alain Delon o Anthony Quinn
.
Desde las praderas de Texas hasta las canteras de África
La dehesa de Navalvillar, de poco más de mil hectáreas, se extiende a los pies del Pico San Pedro y por sus características fue utilizada como decorado ideal para películas ambientadas en geografías tan distantes como las praderas de Texas o las canteras de yeso del norte de África. A ello se sumaban una luz espléndida y un cielo profundamente azul.
Franco ofrecía toda clase de facilidades para el rodaje de películas extranjeras, pero no permitía que una peseta de las ganancias saliera del país. De ahí que resultara muy atractivo a las compañías productoras y distribuidoras reinvertir los beneficios en nuevos rodajes, lo que explica la gran cantidad de cintas estadunidenses que se hicieron sobre todo en Colmenar Viejo, pero también en Almería, en el sur.
La industria del cine revolucionó
, en palabras de Víctor Matellano, a Colmenar Viejo y pueblos aledaños, de donde los productores reclutaban a los miles de extras que necesitaban. Por cada día de rodaje recibían comida y bebida gratis, así como una paga de 100 pesetas, unas cuatro veces más de lo que ganaban en aquellos días franquistas de gran penuria económica.
Algunos colmenareños, hoy casi todos mayores de 70 años, conservan reliquias de su participación como extras, tales como cascos romanos, espadas o lanzas. Otros muestran fotos de actores consagrados, como Sophia Loren, Alain Delon y Brigitte Bardot, o de Cary Grant.
Juan de la Molina recuerda haber visto pasear en el pueblo a los dos grandes malos
del cine estadunidense de aquella época, Charles Bronson y Robert Mitchum.
Otras películas que se rodaron ahí fueron las de la Trilogía del Dólar, con Clint Eastwood: Por un puñado de dólares (1964), Por unos pocos dólares más (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966).
Con la decadencia del western, a mediados de los años 70, también comenzó el declive de Colmenar Viejo como tierra de cine. Una de las últimas películas extranjeras que se rodaron ahí fue Conan, el bárbaro (1981).