ace unos años escribimos una crónica sobre la exposición Grandes maestros del arte popular, que exhibía Fomento Cultural Banamex, en el Palacio de Iturbide. La muestra era el fruto de un programa que ha venido llevando a cabo la institución desde 1996, para apoyar la producción de los creadores de excelencia en todo el país. El programa incluyó la presentación de talleres para preservar las técnicas artesanales tradicionales, la conformación de una importante colección de piezas y la publicación del libro Grandes maestros del arte popular mexicano.
Desde hace casi un lustro esta actividad se extendió al resto de Latinoamérica y ahora nos maravilla con el resultado de dicho esfuerzo, que se muestra en la exposición Grandes maestros del arte popular de Iberoamérica. Se presenta en el mismo majestuoso recinto e incluye las colecciones de México y de 22 países del centro y sur del continente.
La exposición nos permite admirar el trabajo de 450 de los artesanos más reconocidos de esta zona geocultural, a partir de más de mil 600 conjuntos de piezas reunidas y estudiadas desde 2007.
Recorrer la vasta muestra causa una gran emoción ya que, además de su arte y belleza, las piezas son un reflejo de las distintas culturas hermanas. Nos permiten apreciar lo que nos diferencia y lo que nos identifica en sus costumbres, fiestas y devociones, mitos y tradiciones, así como en su vida cotidiana.
La actividad de los artesanos forma parte importante de las redes sociales, económicas y culturales del ámbito rural, de los grupos indígenas y de las zonas populares de las ciudades. Se efectúa en el seno de una economía mayoritariamente doméstica, por lo general de auto consumo y se transmite de generación en generación. La creación artesanal abarca objetos que se utilizan tanto para la vida cotidiana en el hogar y el trabajo como para fines rituales, lo que los vuelve parte importante del tejido de símbolos que conforman la identidad comunitaria.
Se seleccionaron nueve ramas artesanales, determinadas a partir del material principal con el que fueron elaboradas las piezas. De ahí partió una división que abarca una gama de especialidades de acuerdo con la técnica, región, uso y acabado.
Es fascinante advertir en estos objetos que en su mayoría constituyen auténticas obras de arte, la huella que les imprimen las etnias originarias, combinada con las influencias venidas de otros continentes. Se hace presente en muchos casos la herencia árabe que llegó a través de España, así como la del mundo asiático, que llegaba por la Nao de China.
Nos deslumbra un universo de objetos plenos de creatividad, belleza y originalidad y de todos los materiales imaginables: cera, papel, madera, textiles, lapidaria y cantería, plata, hierro, maque y laca, vidrio, tallas de concha, hueso y cuerno, cartonería, metalistería, fibras vegetales, cerámica y muchas más.
Lo que sí les advierto es que hay que regresar varias veces ya que son tantas las piezas que no se alcanza a ver todo bien para poderlo asimilar en su valor. No olvidemos que estamos viendo el trabajo de los Grandes Maestros
que se diferencian del resto de los artesanos porque mediante sus obras, logran transmitir un vínculo especial entre los materiales y su trabajo. Sus piezas muestran destellos de genialidad, maestría y creatividad que las hacen únicas. Suele ser reconocido como especial dentro de la propia comunidad. Por cierto, un alto porcentaje de ellos son mujeres.
Hagamos una pausa para comentar lo que vimos en esta primera visita. ¿Que les parece el restaurante Los Mercaderes?. Ocupa la planta baja del hermoso edificio con atlantes en la fachada, situado en 5 de Mayo 57. Para acompañar el aperitivo no deje de pedir el queso burrata, una delicia traída de Italia que se acompaña con jitomates diminutos y un leve baño de aceite de oliva. Muy favoritos: el jugo de carne con setas, el chile hojaldrado y el mixiote de robalo.