Diversificar el destino de las exportaciones pero también modificar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para mantener la preferencia de Estados Unidos hacia México son los principales argumentos que el gobierno del presidente Felipe Calderón esgrime para justificar su interés de adherirse al Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), al que pertenecen nueve naciones.

Se busca obtener reciprocidad en otros mercados, evitar que el país quede en desventaja frente a Estados Unidos como destino de inversión y se erosione la preferencia estadunidense hacia México a favor de países asiáticos, detalló Francisco de Rosenzweig, subsecretario de comercio exterior de la Secretaría de Economía (SE), al reunirse con miembros del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Comercio Exterior (IMECE) para explicarles por qué el gobierno levantó la mano para subirse a las negociaciones del TPP, que no sólo incluye el comercio de bienes y servicios sino acuerdos laborales, de medio ambiente y propiedad intelectual, y del que hasta el momento no ha habido oposición del sector privado.

Mencionó que dado que en el TPP se incluyen naciones de América Latina y Asia vinculadas a los ciclos de China e India servirá para que México se posicione comercialmente en esas dos regiones.

Tampoco, dijo, se descuidará a nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, que por primera vez en 18 años se suma a una negociación comercial y el TPP es una plataforma amplia y muy ambiciosa. Además de que para México será la mejor manera de modificar el TLCAN para revisar las preferencias comerciales y condiciones de reciprocidad y destacó como una gran ventaja que el principal competidor de México en América Latina, Brasil, no puede formar parte del nuevo acuerdo porque está al otro lado del continente y no tiene salida al Pacífico.