Carente de una política clara en materia de relaciones internacionales, el gobierno de Felipe Calderón lo único que hizo durante su gestión fue volver monotemática la relación con Estados Unidos, al centrarla en la cuestión del narcotráfico, dijo el historiador Lorenzo Meyer.

A causa de “razones que ya no vienen al caso, narcotizó la agenda” entre ambos países, decidió que esa sería su política central desde el primer mes de su gobierno; Estados Unidos lo aceptó y ahora es un círculo que se retroalimenta.

Por eso, en su reciente visita a México, el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, vino a hablar de ese problema y no de otros: No se trató el problema de la migración, no se trató el problema del comercio, no se abordó la posición de México en la Organización de Naciones Unidas (ONU) o en la Organización de los Estados Americanos (OEA), que solía ser un tema cuando México disentía de Estados Unidos en los foros internacionales.

El historiador Lorenzo Meyer criticó el hecho durante la conferencia magistral que impartió al cerrar, la noche del martes, la primera jornada del ciclo Diálogos por la regeneración de México. Los grandes problemas nacionales, organizado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Que el tema del narcotráfico sea el más llamativo de la agenda bilateral, advirtió Meyer, no significa que sea el más importante para México. Es un problema que nos trasciende porque la zona de mayor demanda de droga es Estados Unidos, y porque el prohibicionismo es una política estadunidense surgida hace 100 años: hasta entonces, nunca antes las drogas habían estado prohibidas, sostuvo.

El investigador de El Colegio de México, especialista en la historia política de ambos países, también hizo notar que es francamente ridícula y humillante la ayuda estadunidense que a través de la llamada Iniciativa Mérida se otorga a México para combatir el narcotráfico: Hasta 2010 eran 760 millones de dólares, lo cual es nada comparado con lo que el gobierno mexicano gasta en su sistema de seguridad: alrededor de 10 mil millones de dólares al año.

Ironizó: “Las reservas internacionales de México son de aproximadamente 100 mil millones de dólares, sin problemas podríamos tomar de ahí los 760 millones, devolvérselos y decirles agarren su iniciativa Mérida y… llévensela y por algún lado”.