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Ver día anteriorJueves 8 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Migrantes en la perspectiva electoral
L

os migrantes son un conjunto laboral que genera enormes beneficios tanto al país de origen como al de destino, y sin embargo esos beneficios no les son retribuidos en la misma proporción. Los candidatos que se juegan la presidencia en sus respectivos países, Estados Unidos y México, no están dispuestos a hacerles justicia.

En Estados Unidos, porque se presume que apoyar a estos migrantes tendrá repercusiones negativas en el electorado conservador, y por ello se manifiestan contrarios a estos trabajadores, lo que repercutirá favorablemente sobre la votación. Estados Unidos dirige la atención sobre los migrantes y los señala como causantes de todos sus males, evitando así que se cuestione al sistema, verdadero culpable de los problemas que se están viviendo. No importa si se trata de demócratas o republicanos, pues Barack Obama, que pretende relegirse, no sólo ha relegado la reforma migratoria prometida en su campaña sino que ha ejercido una presión inhumana contra estos trabajadores. Ha deportado a 204 mil 59 entre 2009 y 2011, en tanto que Bush, que también llevó a cabo la estrategia, había deportado 183 mil 505 entre 2002 y 2008. No les ha importado destruir familias enteras, aun cuando hayan vivido en ese país por muchos años, trabajado honestamente, pagado sus impuestos sin recibir los beneficios correspondientes y tener hijos nacidos en Estados Unidos.

Sin embargo, lo que los políticos no toman en cuenta es que los migrantes son sumamente importantes para superar la profunda recesión que están enfrentando. De hecho, Estados Unidos está vislumbrando adoptar medidas para reducir su déficit comercial, y para ello está forzado a adoptar prácticas como las aplicadas en la economía china, como es la devaluación de su moneda, aun cuando esto puede desencadenar una guerra de divisas, tal como señala el doctor Dimitri Papadimitriou. Pero en este escenario y para poder llevar a cabo esta práctica, Estados Unidos debe tener en cuenta que otra de las bases centrales sobre la que se sustenta la competitividad de los chinos recae en los bajos salarios que perciben sus trabajadores. Por lo tanto, Estados Unidos va a requerir ahora más que nunca de la mano de obra migrante si pretende salir victorioso de esta guerra. Pero por lo mismo, y debido a su importancia, deberá tratarlos de otra forma.

En cuanto a México, país considerado no sólo como el más importante exportador de fuerza de trabajo sino como el tercer país receptor de remesas después de China e India, también obtiene enormes beneficios, tal como señalan en su libro los investigadores Fernando Lozano, Marcos Valdivia y Luis Huesca, Remesas y recaudación tributaria en México. Estos autores aplican una metodología muy original para estudiar este fenómeno entre los años 2006 y 2008 y concluyen que las remesas generaron una recaudación por el pago del impuesto al valor agregado (IVA) de mil 500 millones de dólares, cantidad sumamente importante, sobre todo si se considera que fue el equivalente a la mitad del presupuesto del programa gubernamental Oportunidades en 2006 y de 40 por ciento en 2008. Si bien es cierto que la crisis afectó el monto de divisas que los migrantes enviaron al país en 2009 y 2010, de acuerdo con los últimos datos que ofrece el BBVA, se señala que al mes de enero las remesas registraron 16 meses con alzas consecutivas en dólares y se ubican ya en los niveles de inicios de 2006.

Estas remesas, que son parte del esfuerzo de los trabajadores que viven en Estados Unidos, es decir de su salario, no hay que olvidarlo, no sólo contribuyen con los impuestos sobre el consumo, como han señalado los investigadores mencionados, sino que representan una ayuda a las familias que las reciben, pues pueden contrarrestar el aumento de la pobreza en las zonas rurales. Ahora bien, estas familias han incrementado sus compras de bienes de consumo, y México ha perdido autosuficiencia alimentaria, cuya consecuencia ha sido el incremento de las importaciones de alimentos y una menor participación del PIB en las actividades primarias. Esto es una de las razones que mantienen al país en el subdesarrollo y en la subordinación a la economía de Estados Unidos.

Por lo tanto, las remesas, a pesar de su efecto benéfico para las familias, no generan opciones distintas a la migración, pues es el gobierno quien debe crear mejores condiciones para que los trabajadores tengan alternativas distintas a la necesidad de migrar. Por ejemplo, 78 por ciento de los profesionistas afirmaron que su salario perdió poder adquisitivo durante 2011, y de ellos 24 por ciento señaló que fue insuficiente para cubrir necesidades básicas y 46 por ciento ha tenido que buscar un segundo empleo para cubrir sus necesidades. En cuanto a las empresas, más de 120 mil han cerrado o se han dado de baja. El trabajo informal se ha incrementado en forma extraordinaria y los salarios son totalmente insuficientes para una gran cantidad de personas: 6 millones ganan un salario mínimo, 10 millones ganan entre uno y dos salarios mínimos, y 4 millones, aunque trabajan no perciben ningún salario.

Ante este escenario lamentable, resulta que a pesar de que los migrantes con sus remesas son un pilar de la economía del país, México no ha llevado a cabo ni la mínima acción que busque reparar tan terribles agresiones contra esas familias. Por su parte, Estados Unidos, que se jacta de ser el país más democrático, compasivo y generoso del mundo, mantiene una implacable represión contra unos seres humanos que lo único que han hecho es favorecer su bonanza económica.

Lo que queda claro es que si los gobiernos no se deciden por un programa que privilegie la dimensión social en sus proyectos nacionales, la sociedad estará en todo su derecho de ejercer una presión que puede convertirse en una verdadera explosión, como lo ha demostrado la primavera árabe. Los indignados, inconformes, ocupas, son muchos ya en el mundo.