En el homenaje que rindió la 33 edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) al filósofo mexicano Leopoldo Zea (1912-2004), con motivo del centenario de su nacimiento, la historiadora Patricia Galeana subrayó sus grandes aportaciones a la filosofía, en cuanto a su relación con la realidad y la vida, particularmente con la de América Latina.

Zea llamó a asumir nuestra historia; ese es uno de sus principales legados: haber creado y dado voz y altura internacional a la filosofía latinoamericana frente a la europea y la estadunidense, expresó Galeana, quien no fue alumna del homenajeado, pero sí discípula, porque siempre buscó beber de su conocimiento.

En el homenaje, realizado en el auditorio Sotero Prieto del Palacio de Minería, la historiadora evocó la trayectoria del filósofo mexicano, quien en sus obras desarrolló su principal inquietud: el estudio de las ideas y de la realidad del hombre americano.

Legado vivo

Patricia Galeana se refirió a Zea como el filósofo de nuestra América, quien era digno de admiración por la tenacidad y firmeza que mostró en sus labores docente y de investigación.

Fui aprendiz de todo lo que nos legó a través de su magna obra, señaló la historiadora.

Explicó que los estudios de Zea sobre el mexicano y las ideas en América hispana lo llevaron a la conclusión de que se puede hablar de una cultura específica hispanoamericana, reflexión que posteriormente adoptaron otros pensadores.

Lo importante, agregó Galeano, es que el maestro está siempre con nosotros, porque su legado está vivo, de lo cual estamos orgullosos. Como historiadora, fue muy importante acercarme a estudiar a Zea, a través de sus más de 50 libros y diversas obras, ensayos y artículos sobre los temas que siempre lo ocuparon.

Para Galeana, Leopoldo Zea siempre concibió como inseparables a la filosofía y la historia, porque no se puede hacer historia sin filosofía, y viceversa.

“El maestro planteó una filosofía concreta, es decir, para resolver los problemas actuales. No planteó una teoría abstracta, sino un pensamiento aplicable.

Él decía que la filosofía surge y refleja la situación del pueblo de donde emana, y debe resolver los problemas concretos de la situación en que se genera; por tanto, la simbiosis entre historia y filosofía es indispensable.

En palabras de Galeana, el maestro Zea coincidió con el existencialismo en la idea de que no existe una naturaleza humana inalterable, sino que el hombre es un ente temporal e histórico. Recibió la influencia del filósofo español José Gaos, exiliado en México desde 1939, y su pensamiento influyó a su vez en el llamado Grupo Hiperión.

El homenaje, organizado por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se enfocó en la labor docente de Leopoldo Zea, quien fue profesor de esta institución de educación superior y director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la máxima casa de estudios entre 1982 y 1995.

En el acto, al que también asistieron Raúl W, docente e investigador, y Sofía Reding, del CIALC, se enlistaron los numerosos galardones que recibió Zea, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y el Gabriela Mistral.

Entre las obras de Leopoldo Zea destacan: El positivismo en México (1943), En torno a una filosofía americana (1946), La filosofía como compromiso (1952), América como conciencia (1953), La filosofía en México (1955) y Latinoamérica en la formación de nuestro tiempo (1965), entre otras.