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Pide alternativas a la reclusión y el uso de brazaletes electrónicos

Colapsó el sistema penitenciario, advierte una comisión pastoral
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de febrero de 2012, p. 16

La Pastoral Penitenciaria sostuvo que los hechos ocurridos en días recientes en penales de Nuevo León y Quintana Roo, son la muestra fehaciente de que el sistema carcelario mexicano ya colapsó y que se encuentra en manos del crimen organizado.

Pedro Arellano Aguilar, encargado de dicha comisión pastoral, dependiente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, precisó en entrevista con La Jornada que urge un viraje en el sistema carcelario del país, porque lo que prevalece en esos espacios son “autogobiernos y corrupción, y es ahí donde se reclutan integrantes para los cárteles de la droga”.

Destacó que para quienes han cometido delitos menores o motivados por su adicción deben existir alternativas a la reclusión, así como el uso de brazaletes electrónicos para monitorear a quienes se encuentran en proceso, con lo cual se evitaría que fuesen recluidos y se conviertan en una carga económica para el Estado.

Arellano Aguilar agregó que lo ocurrido en el penal de Apodaca, donde integrantes de los zetas masacraron a miembros del cártel del Golfo, evidencia que “en la guerra contra el narcotráfico ni siquiera se plantearon adónde iban a llevar a los narcos, pues los encerraron en los penales del fuero común, los juntaron y entonces corrompieron todo”.

Indicó que para la Iglesia, la utopía cristiana es una sociedad sin cárceles, estamos en contra de que se vea como solución construir más penales, donde sólo deberían estar quienes lo ameritan.

Indicó que los reclusorios están llenos de morralla: de borrachos que robaron unas cervezas, por ejemplo, y por eso en la pastoral proponemos penas alternativas y resarcir el daño con trabajo comunitario.

Explicó que para quienes cometen ilícitos motivados por su adicción, en lugar de encerrarlos se les debería enviar a lugares de rehabilitación: 28 por ciento de los que entran a la cárcel cometieron delitos relacionado con su adicción. Entonces, más que un delincuente es un enfermo que no debe estar allí, sino en una granja de desintoxicación.

Respecto de los brazaletes electrónicos, dijo que esos dispositivos deberían utilizarse sobre todo para sustituir la prisión preventiva.

Muchos de quienes están sujetos a proceso pasan siete u ocho meses en la cárcel y luego son absueltos, todo ese tiempo podrían haber estado en su casa. Ya pasamos la época de las cavernas, estamos en la posmodernidad. En el mundo hay 2 millones de personas con brazaletes electrónicos, porque además sale más barato comprar estos dispositivos que mantener a un preso.

De acuerdo a Arellano cada reo representa un gasto de 3 mil 100 pesos mensuales y con un brazaletes no nos costaría. Si está en su casa ahí le dan de comer y ocupa sus servicios, sólo sería el costo del brazalete, que oscila entre 20 y 40 mil pesos, pero duran 10 años. ¿Cuánto sale una década de manutención de un preso? En el primer año, ya se pagó el brazalete.

Señaló que el hecho de que los grupos criminales dominen los centros penitenciarios radica en que la delincuencia organizada ha creado compañías de seguridad carcelaria. Así ellos quitan y ponen a los directores, jefes de seguridad y a celadores, además controlan los reclusorios en diversos estados.

La Pastoral Penitenciaria opera en 482 reclusorios de los 488 que hay en el país, y tiene más de 4 mil agentes de pastoral penitenciaria y catequistas que desarrollan actividades en esos espacios.