El martes 28 se cumplen dos años del fallecimiento del escritor
Domingo 26 de febrero de 2012, p. 4
Apenas cumplió un año de ausencia en febrero de 2011, Carlos Montemayor ha seguido aún más presente de diversas maneras, hasta llegar ahora a su segundo aniversario luctuoso, este día 28. Uno de esos modos de la nueva presencia en el mundo del comandante de letras
es un homenaje sonoro en su memoria, en el que participa su hija Victoria.
El homenaje se recreó de nuevo la noche del viernes en la librería Rosario Castellanos del Centro Cultural Bella Época, como parte del ciclo Noctámbulos, organizado por el Fondo de Cultura Económica, y debió ser presentado ayer en el teatro del Pueblo.
El proyecto, del que también surgirá una grabación, ha avanzado de manera paulatina, apuntalado por la guitarra y voz de Alexandro Guerrero, quien ha compuesto canciones inspirado en poemas y fragmentos de Montemayor (Parral, Chihuahua, 13 de junio de 1947-ciudad de México, 28 de febrero de 2010); el piano y las escobetillas de Esteban Martínez, y la realización de Tania Campos.
El universo de imágenes, ideas y estados emocionales y espirituales de Montemayor hicieron eco entre los miles de volúmenes de la librería. Iban montados en la lectura y el canto de poemas, cuentos y fragmentos de novelas del escritor, historiador, lingüista, traductor, tenor, promotor y defensor de los indígenas y de las mejores causas.
Sobrevolaron la infancia en Parral, el asalto al cuartel Madera, la memoria de la noche, de un río, de las casas, del silencio, su ascenso a la parte más alta de un monte. Fue el eco rasante del enterramiento de un cuerpo en medio de la lluvia, de espadas que brillan en las montañas, de todo lo que quedó en la plaza de Tlatelolco, de Lucio asesinado, de su viuda también, años después, hace poco, del monstruo bello que puede ser la visión de una guerra, sólo la visión, no la guerra, pues ésa sigue carcomiendo el basamento del país.
Resonó además por las cabezas de los presentes un cuerpo que late vacío, unos amigos que llegan por las puertas abiertas de la casa, un ángel que canta y encanta a todos, un estar a solas en la casa, tan transparente, acompañado del aire, las cosas y los ruidos, y una felicidad no menos transparente, porque todo lo que vive desde tu cuerpo nos mira
.
Las lecturas y canciones de esa noche fueron tomadas de libros como Los poemas de Tsin Pau, Las llaves de Urgell, Cuentos gnósticos, Guerra en el paraíso y Las armas del alba, todos con la resonancia, de un modo o de otro, de que para poder llegar al paraíso uno tiene que caminar y atravesar su propio infierno
.
Desde abril de 2011 ese universo ha sido visto, sobre todo escuchado, en la Casa del Lago, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, en el Cervantino de Guanajuato, en otro festival en Michoacán, en el Palacio de Alvarado de su natal Parral, en la Quinta de América de la Universidad Autónoma de Chihuahua y en estaciones de radio, así como en la Casa México de La Habana. En mayo tales sonoridades visitarán Cananea.
Este homenaje a la memoria del autor de Guerra en el paraíso, agregaron Victoria Montemayor y Alexandro Guerrero, es un proyecto transdisciplinario que incluirá la cátedra Carlos Montemayor
, la cual esperan sea parte de los programas educativos de universidades públicas y privadas del país.