Río de Janeiro, 19 de febrero. Con un espectáculo de fuegos artificiales y al ritmo de una batería de 100 tambores, la escuela de samba Renascer abrió este domingo la primera de las dos noches de suntuosos desfiles de carnaval en el sambódromo de Río de Janeiro, El templo de la samba.

Renascer, del distrito de Jacarepaguá, hizo su primera aparición en el grupo de 13 escuelas que disputan el título de campeona del carnaval tras su extraordinaria presentación en 2011, que le dio el ascenso a la categoría de élite.

Para este año, la escuela decidió homenajear al artista brasileño Romero Brito, pintor y escultor de Pernambuco, considerado icono de la cultura pop mundial.

Mariposas y flamencos

Los sambistas desfilaron con lujosos y originales disfraces de coloridas mariposas, flamingos y jirafas, entre otros. Atraviesan los 720 metros de la avenida central del renovado sambódromo.

Diseñado por el arquitecto Oscar Neimeyer, de 104 años, e inaugurado en 1984, el sambódromo pasó por una intensa renovación: la capacidad fue aumentada en 12 mil 500 asientos y fueron habilitados ascensores y rampas para discapacitados. La iluminación y la acústica también mejoraron.

Después de Renascer, el turno será de Portela, que rinde homenaje al sincretismo religioso de Salvador de Bahía, el estado de Brasil que tiene la mayor influencia africana.

La sensación de desfilar es única, es de levitación, dice Almandina María, enfermera de 58 años, que se apresura a desfilar con esta escuela.

Le seguirá Imperatriz Leopoldinense, también con un tributo a Bahía, a través de los libros del célebre novelista Jorge Amado.

Mocidade Independiente rinde homenaje al pintor Cándido Portinari; Porto da Pedra sorprende con una recreación de la historia del yogur, y Beija Flor, la campeona de 2011, con un desfile dedicado a la historia de Maranhao.

Vila Isabel será la última escuela en pasar por el sambódromo con el amanecer del lunes, con un espectáculo dedicado a Angola y a sus lazos con Brasil.

Cada presentación incluye entre 3 mil y 5 mil bailarines, muchos provenientes de las favelas. Las escuelas gastan de 2 a 5 millones de dólares para organizar sus desfiles, de los cuales se sospecha que pueden ser financiados en gran parte por la mafia de los juegos clandestinos. Pero cada vez más empresas brasileñas y extranjeras invierten en el Carnaval, televisado para el mundo.