Un retrato de dos rostros
caba de salir a la luz una obra verdaderamente colosal: Cantares mexicanos, que reúne en tres volúmenes el conjunto de piezas literarias más importantes de la antigua tradición indígena. Explica Guadalupe Curiel, directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, promotora del proyecto, que los cantares
son fiel registro de la atmósfera cultural imperante en la naciente Nueva España. En ella –dice– fluían aún los aires ancestrales de Ehécatl, entretejiéndose con los de Céfiro, perfilando un retrato de dos rostros.
Miguel León-Portilla, el sabio historiador y humanista que ha dedicado su vida a sacar a la luz la antigua palabra, es el coordinador académico del ambicioso proyecto. El texto fue redescubierto en el siglo XIX por José María Vigil, director en ese entonces de la Biblioteca Nacional. Hasta hace poco tiempo los estudios sobre el manuscrito eran, además de escasos, fragmentarios, ya que sólo se habían estudiado algunos de los opúsculos, que en conjunto no atendían a la importancia de su contenido.
Uno de los primeros que lo trabajó fue Miguel León-Portilla, lo que llevó a que le propusieran un proyecto: que se encargara por primera vez de la edición y estudio del manuscrito en su totalidad; él aceptó entusiasmado y de inmediato se convocó a diversos especialistas en lengua y cultura náhuatl a integrarse a la titánica labor, que sumó al Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, el Colegio de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Universidad de Toulose, Francia. El primer paso fue la edición facsimilar del manuscrito, que se publicó en 1994.
A partir de esa fecha muchos investigadores han trabajado en la traducción al castellano del que en palabras de León-Portilla es un muy interesante testimonio de lo que, en el campo de la cultura, trajo consigo el encuentro de dos mundos
.
El resultado hasta el momento, pues aun no concluye, son estos tres volúmenes con paleografía, versión castellana y anotación de su texto. Paralelamente a la traducción se fueron realizando estudios sobre diferentes aspectos del material, ya que los cantares se realizaron en distintos momentos, por muchas personas. Queda el enigma, dice León Portilla, de saber si fueron preparados para integrar el manuscrito que conocemos o por el contrario, se trata de escritos concebidos y redactados en forma independiente que por motivos que desconocemos fueron encuadernados juntos.
Se ha estudiado la letra, el papel, la ortografía, el estilo y muchos otros aspectos, para encontrar respuestas sobre el origen, significado y propósito. Se ha expresado como muy probable que los Cantares se recopilaron para fray Bernardino de Sahagún, el notable fraile del Colegio de Santiago Tlatelolco, que estaba preparando su Psalmodia christiana.
Sea lo que fuere el contenido de la obra es ilustrativo, emocionante y conmovedor ya que nos permite acercarnos al encuentro de dos visiones de la vida, dos mentalidades que se encuentran y cuya fusión se ve expresada en estos poéticos textos que entremezclan el antiguo lenguaje con la nueva palabra. Se advierten los gozos, las penalidades, el sentido de la belleza, la incógnita sobre el más allá, las pérdidas y los encuentros.
La obra la van a presentar Eduardo Matos y Vicente Quirarte el día 22, a las 19 horas, en la Sala Nezahualcóyotl, fecha en que se festejan los 86 gloriosos años de Miguel León-Portilla. Día de muchas celebraciones que bien merecerían un cantar y... desde luego un buen festín.
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