Berlín, 15 de febrero. El director vasco Álex de la Iglesia presentó en el festival de cine de Berlín, la Berlinale, su trabajo más reciente, La chispa de la vida, cuyos protagonistas son la mexicana Salma Hayek y el cómico español José Mota.

La película se presentó en la sección Berlinale Special, aunque a decir de algunos periodistas debió haber sido incluida en la sección de competencia por el Oso de Oro.

Con Balada para una trompeta triste, De la Iglesia obtuvo el galardón al mejor guión y la mejor dirección en el festival de Cine de Venecia en 2010.

La chispa de la vida se centra en la historia de Roberto, cuyo lema para una refresquera, La chispa de la vida, ha sido plagiado y se encuentra desempleado.

Su desesperada situación económica lo lleva a intentar sacar provecho de una circunstancia al principio aparentemente trágica.

Sufre un accidente en el cual queda atrapado, sin que haya poder humano que pueda rescatarlo. Esta situación, absurda y al mismo tiempo dramática, atrae la atención de los medios; es ahí donde Roberto, con su experiencia de publicista, explota la situación y la convierte en un espectáculo mediático, una historia que se puede vender para resolver sus penurias económicas.

Las impresiones

Su mujer, Luisa, interpretada por Salma Hayek, acude al lugar de los hechos intentando convencerlo de desistir de la idea. Las negociaciones se alargan y el asunto se complica, lo que pone en peligro la vida de Roberto.

En conferencia de prensa, el director respondió a La Jornada sobre sus impresiones al trabajar con Salma Hayek y la razón de elegirla para interpretar a Luisa.

“Para mí trabajar con Salma Hayek ha sido un sueño cumplido. Hacer una película ambiciosa requería tener los mejores actores; lo sé desde Perdita Durango. Ella era perfecta para este papel. El papel de Luisa es una extranjera en el filme que no entiende a los buitres que rodean a su marido; además, durante el rodaje Salma me planteaba ideas que en algún momento me hubieran hecho decir ‘¡déjame tranquilo con mi película!’, pero sus ideas eran buenísimas, algo muy exquisito.”

Por su parte, Hayek respondió también a este diario acerca de su experiencia bajo la dirección del español.

A cualquier actor le complace que el director mejore el personaje que tú leíste en el guión, que lo haga crecer. Álex experimenta y se permite explorar lo no esperado del ser humano, dijo la actriz.

La conferencia adquirió toques de reflexión filosófica sobre la vida, con el referente de la trágica historia del personaje de Roberto en la película.

El personaje de Roberto soy yo y somos todos. Representa nuestro mundo en crisis, en el que todo se sostiene, pero se puede caer. La vida es una trampa: crees que eres libre, pero cualquier día te caes y te partes la cabeza; la esencia de la vida es una tragedia de la cual nos defendemos sólo con la risa, expresó De la Iglesia.

José Mota, uno de los cómicos más famosos de España, también aportó lo suyo: “Sólo les digo una cosa: no merece vivir la vida en playback”.

Una de artes marciales

El estadunidense Steven Sodebergh, ganador en 1989 de la Palma de Oro en Cannes por Sexo, mentiras y video y el Óscar a la mejor dirección en 2000 por Traffic, presentó en la Berlinale –fuera de competencia– su thriller más reciente, Haywire, centrado en su nueva heroína, la actriz experta en artes marciales Gina Carano.

Esta película la hice porque estaba interesado en Gina; si ella se hubiera negado no habría habido cinta, pues 40 por ciento no envuelve diálogos; son sólo acciones, afirmó Sodeberg en conferencia de prensa.

El elenco de Haywire garantiza para Sodebergh éxito en taquillas. Participan también el actor español Antonio Banderas, Ewan McGregor, Michael Fassbender y Michael Douglas.

Los actores coincidieron en definir el trabajo de dirección de Sodebergh como extraordinario. Banderas lo dijo en los siguientes términos: Da la impresión de estar haciendo tomas y editando al mismo tiempo; otros directores realizan todas las tomas posibles para después tener material que editar.

Al respecto, el director dijo: Cuando filmo no me planteo cuántas tomas voy a hacer, más bien, qué tan pocas tomas voy a necesitar al final de la película.