La supuesta vida, obra y, sobre todo, la leyenda de don Reymundo Alvares Trueno, alias Rey Trueno, reconocido músico y piloto de aviación, que cobró relevancia a partir de los años 70 del siglo pasado, por su activa defensa en favor de los derechos de los inmigrantes, así como sus presentaciones artísticas en la escena musical latina en Nueva York, han sido recogidas por Alejandro y Carlos Cons.

Los dos hermanos se dieron a la tarea de recabar testimonios inéditos de tan singular personaje, como los de Elena Poniatowska, Juan Arturo Brennan, Manuel Ahumada, Jaime López, Gabriel Santamarina, José García, e integrantes de la Orquesta Rey Trueno, así como de personas de su pueblo, que lo conocieron en su juventud.

Con el título Rey Trueno, el documental es parte de un trabajo artístico multidisciplinario, cuya finalidad es crear de la manera más verosímil un personaje y su leyenda.

Ese personaje no existe en la vida real, su invención es producto de un trabajo creativo en el que contribuyeron distintos escritores, músicos, artistas plásticos, videastas, entre otros.

Misteriosa desaparición

El documental da cuenta de algunos de los momentos más importantes de la vida de don Reymundo. Contiene testimonios que narran instantes de su infancia, su trayectoria artística y su misteriosa desaparición, comentó Carlos Cons, en charla con La Jornada.

“Entrevistas, imágenes, música y animación van conformando el retrato de la vida vertiginosa y en ocasiones sobrenatural de este polémico y entrañable personaje rodeado de leyendas.”

Según algunos testimonios, “la verdadera trascendencia de don Reymundo está en su función de haber sido un catalizador de todas las desviaciones ideológicas que ha habido en el siglo XX, pues Rey Trueno estuvo en casi cualquier fenómeno político importante de los años 70”.

Para muchos, fue un músico; para otros, un piloto de aviación, para otros más fue un líder espiritual y para las autoridades de Estados Unidos fue un criminal, acusado de tráfico ilegal de sustancias, así como de sedición y conspiración.

Según el realizador del documental, Carlos Cons, Reymundo Alvarez Trueno vivió en Nueva York, en 1975.

En esa ciudad empezó su carrera de músico, al tiempo que se ganaba la vida como capitán de aviación de la Pacific Airways.

“Una vez vagando por el barrio conoció a Ismael El Tiburón, Orihuela con quien fundó una orquesta que solía amenizar los bailes de la comunidad, a la vez que incitaba a la rebelión laboral y a la defensa de los derechos de los inmigrantes latinos, al grito de ‘fight for your rigths, get up, stand up’.”

Su leyenda se ha ido incrementando y diversificando, cada vez que se habla con alguien que lo conoció o que supo de él por terceras personas.

Así, la escritora y periodista Elena Poniatowska cuenta cómo el Rey Trueno llegó a su casa a las tres de la madrugada para pedirle prestada una lana para poder ir a Avándaro.

Juan Arturo Brennan cuenta cómo se encontró con un viejo disco de su orquesta en Radio Educación. Un experto piloto habla sobre la pericia del Rey Trueno para volar y aterrizar.

Otros, como el músico Jaime López, hablan sobre su poder chamánico y de las máximas que se repiten a través de su canto: “Huye de la manada apestosa de ese rebaño contaminado, sé como el águila en la tierra, Rey Trueno, siempre arriba, nunca abajo” o ¡Vive como el pájaro, estoico!, ¡Vuela como el pájaro, estoico!

Fans creen que no ha muerto

Rey Trueno se dice que falleció en un misterioso accidente aéreo, aunque nunca fue encontrado su cuerpo. Es por ello que sus seguidores, agrupados en Los Truenistas, creen que no ha muerto. Prosélitos que lo mismo ven la génesis de la salvación del ser humano en la actitud insumisa y la música del personaje.

El documental de 30 minutos sobre la leyenda del Rey Trueno, realizado por la productora independiente Siniestra Sociedad Sabandija, será proyectado por primera vez este jueves 9 de febrero, a las 19 horas, en el Museo de la Ciudad de México, donde también se expondrá una muestra de objetos pertenecientes a la casa museo Rey Trueno.

La cita es en avenida José María Pino Suárez número 30, Centro Histórico.