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A la Mitad del Foro

Funerales en 5 de febrero

V

elan armas los de la derecha azul en el poder. Los de las izquierdas que festejan su domingo de palmas gozan los apuros del priísmo y olvidan el michoacanazo que violentó la soberanía de la tierra de Cárdenas y destrozó la base de poder del PRD. Los del PRI empiezan a saber lo que es amar a dios en tierra de indios y el fantasma de los cacicazgos que espantó el centralismo autoritario le quita el sueño a los que superaron las fracturas que padecieron en 1988, en 2000 y en el naufragio de 2006 que los hundió en el fango de la guerra sucia que entonces no era en su contra.

Vísperas de elección interna panista y no hay primeras planas ni artículos de opinión que se ocupen de la Constitución de 1857, de la efemérides que abarca, comprende y se funde en el aniversario compartido con la de 1917, que añadió los derechos sociales a los individuales y el laicismo a la desamortización de bienes y el portento de la generación de la Reforma. No es desmemoria. No es la victoria cultural que festinara Carlos Castillo Peraza.

Es la marcha de sonámbulos en la que la izquierda predica la virtud de los valores individuales, olvida los valores sociales y ofrece a los ricos no aumentar sus impuestos, sino encontrar recursos para un gobierno austero reduciendo los altísimos salarios de los muchísimos funcionarios de la alta burocracia; en la que los herederos del priato padecen en carne propia los efectos del desdén por el derecho ajeno; en la que los panistas desvarían, ebrios de poder y bacanora, abusan del poder en las pugnas contra sus adversarios y en las contiendas internas donde ahogan en lodo a sus propias criaturas. Cronos es la pasión del poder que devora a sus propios hijos. El partido de la vía legal es ahora el de las cañerías del drenaje por el que se filtran denuncias de testigos protegidos, se divulgan grabaciones telefónicas, se ofrece dinero a militantes y adherentes por el voto a favor del favorito de palacio.

Gustavo Madero llama a los panistas a la cordura, a la sensatez. Y de las denuncias presentadas por la oferta hecha en Puebla por una empleada de Migración, esto es de la Secretaría de Gobernación, de dinero a cambio de votos panistas (siempre y cuando sean cuando menos 13, de ahí para arriba) a favor de Ernesto Cordero, así como otros delitos expuestos, presentados ante autoridades competentes, el descendiente indirecto del apóstol de la democracia dice que se trata de diferencias normales y hasta cierto punto necesarias en un partido político. Y los convoca a dejar de lado los señalamientos o acusaciones que sólo dañan al PAN. No, pos sí. El PAN que no se come llama a comulgar con ruedas de molino.

Y Felipe Calderón responde a quien le preguntó en Jalisco cuándo acabaría la guerra, cuántos muertos más habría: que la culpa es de los que preguntan o quién los manda preguntar; pero que en la incertidumbre virtuosa de la democracia podría estar la respuesta y el castigo en la persona de un sucesor débil en el Poder Ejecutivo, uno que deje vía libre a los malos, a los delincuentes, al narcotráfico, el secuestro y al imperio absoluto del crimen organizado. Los tapatíos aplaudieron el diktat presidencial, festejaron su condena pública al ciudadano mexicano que cuestionó la estrategia y su costo, pero que no pidió la rendición de la plaza a los criminales.

Sobre ese desencuentro donde desgobierna Emilio González, acólito del cardenal Sandoval, con cuya bendición hay ya precandidato predestinado a gobernador de Jalisco, Rosario Robles, defenestrada por los usos y costumbres de las grabaciones y filtraciones, escribe ayer sábado: En México, en 2007 había 11 homicidios por cada 100 mil habitantes, en 2011 la cifra aumentó a 25 por cada 100 mil. Así de simple. Y así de trágico.

En las filas de las izquierdas alineadas por las encuestas de Manuel Camacho y bajo el embrujo de la república amorosa de Andrés Manuel López Obrador, hubo respuestas de reflejos pavlovianos a las filtraciones ilegales de la Procuraduría General de la República, en las que dicen, insinúan, denuncian, que los tres últimos gobernadores de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández tenían que ver con el narco. Las autoridades dejaron correr el tiempo y el fango, para aclarar que no hubo cinematográfica alarma para impedir que dejaran el país los tres indiciados de este temporal electoral. Y, muy ufanas, anunciaron el cese del empleado del aeropuerto de Tampico que dio la voz de alarma.

Lástima que ninguno de la multitud que sigue los pasos de López recordó que ese método temporalero del partido que se negaba a decirse partido en el poder y hoy lo ejerce en los sótanos con la lámpara sorda del recién fallecido comandante Nazar Haro, es el mismo aplicado en el michoacanazo que acabó con la fugaz primavera perredista, hundió a Leonel Godoy, dio paso a la tentación calderoniana de eludir el voto de los michoacanos y designar candidato común de PAN-PRI y PRD a un ciudadano rico, casualmente financiero de campañas panistas. Son del PRI, dijo un Chucho. Y se unió a la campaña diseñada por la ultraderecha hispana, aplicada celosamente por nostálgicos del Supremo Consejo Conservador y el imperio de Agustín I. ¡Caray!: un Pío Marcha salido de las filas del guerrillerismo que se incorporó a la vía legal por la reforma del tuxpeño Jesús Reyes Heroles, alguna vez presidente del CEN del PRI.

Las vueltas a la noria y los cambios de chaqueta impiden ver al horizonte. Leonel Godoy deja el gobierno de Michoacán el 14 de febrero y al día siguiente asume el cargo Fausto Vallejo, el candidato del PRI que enfrentó a la hermana del presidente Calderón y ganó. El del PRD informó que ese mismo 14 de febrero solicitará su reincorporación al Senado de la República; vuelve al escaño y al fuero constitucional del que pretenden privarlo panistas de Michoacán que añaden la burla al agravio de violentar el pacto federal con el encarcelamiento de 31 funcionarios municipales y estatales a los que liberaron finalmente, por falta de méritos.

Al PRI, a los priístas que descubrieron el filón político del poder gubernamental ejercido en estados libres y soberanos, les han aplicado el método una y otra vez, en cada proceso electoral. Y hay un solo ex gobernador priísta acusado de nexos con el narcotráfico, llevado a juicio, condenado y encarcelado: Mario Villanueva, de Quintana Roo. Pero no lo pusieron tras las rejas los de la alternancia panista, sino el doctorcito Zedillo, el de la sana distancia que acude cada año a Davos y recibió ahí el reconocido elogio de Felipe Calderón Hinojosa, el estadista global ejemplar. En el frente mediático aturdía el silencio del PRI.

Pero ahora se trata de elegir al titular del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión. Y el secretario jurídico del PRI, Raúl Cervantes, presentó denuncia de hechos ante la PGR por el acceso ilegal de terceros a una averiguación previa. Las filtraciones señalan a un testigo protegido que ilumina hace años a los audaces investigadores. Pura especulación. Pero ahora hubo respuesta jurídica, respuesta política. Enrique Peña Nieto acudió a Ciudad Victoria, Tamaulipas, a un acto de su partido y alzó la voz: No se puede aplicar la ley violando la ley, dijo.

5 de febrero y a lo mejor hubo acto oficial en Querétaro. Pero al ritmo de la marcha de los cangrejos. ¡Total!, ahora hay fines de semana largos y memorias cortas.