Los lamentables y controvertidos casos de restauración reciente del Palacio de Bellas Artes y del Monumento a la Revolución, entre otros, fueron mencionados por diversos participantes durante la presentación del libro Conservación del patrimonio monumental: una biografía arquitectónica, de Carlos Flores Marini, arquitecto y presidente de la Organización del Gran Caribe para los Monumentos y Sitios (Carimos).

Pero también fueron referidos muchos otros, que reflejan los esfuerzos de defensa y rescate, en México y otros países, de Flores Marini, quien trata de devolverle a cada obra su antiguo esplendor, como dijo la historiadora del arte Martha Fernández García la noche del martes en el Centro Cultural Isidro Fabela, la Casa del Risco.

Por su parte, el arquitecto Arturo Aispuro Coronel destacó que Flores Marini cuenta en Conservación del patrimonio monumental (Amaltea Editores) su experiencia profesional y a la vez comparte la problemática general de la defensa del patrimonio arquitectónico –de la época prehispánica, la Colonia y la modernidad–, a través de una capacidad narrativa que envuelve al lector.

Aispuro Coronel, a partir del libro de Flores Marini, comentó que éste trata de dar respuesta a preguntas fundamentales como el por qué se destruyen ciudades y sus monumentos y cómo reconstruir tal edificio o urbe en específico.

Él se adentra, agregó, en la esencia misma de cada una de las ciudades, que es la gente que las habita, habla con ella y luego comparte esa complejidad observada.

El escritor y analista político René Avilés Fabila comentó que el libro es una intensa y bella historia del patrimonio de la humanidad y que el autor es un reconocido restaurador convertido en narrador y cronista que comparte recorridos por la ciudad y el país.

Mural del Mercado Abelardo L. Rodríguez (detalle), imagen incluida en el libro Conservación del patrimonio monumental, de Carlos Flores Marini

Flores Marini contribuye a clarificar, señaló Avilés Fabila, la importancia de saber de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos. Si se desconoce el origen, abundó, no se podrá prever cuál es el porvenir.

Carlos González Lobo, también arquitecto, dijo que percibió en el libro, como un subtexto, la idea de que Flores Marini está dispuesto a luchar hasta la muerte en la defensa del patrimonio monumental. Es la biografía de una vocación, agregó.

Su intención de fondo no es tanto proteger el patrimonio en sí, sino hacer ciudad, comentó González Lobo.

Asimismo destacó la capacidad de Flores Marini para conjuntar esfuerzos en diversos proyectos de restauración arquitectónica, sea en México o países de Europa, Centroamérica o el Caribe.

Al final Flores Marini dijo que éste era un libro de vivencias y luego contó anécdotas de salvamento del patrimonio arquitectónico, una de ellas en medio de la invasión estadunidense a República Dominicana, donde se ubican los monumentos coloniales más antiguos de América.

El restaurador también se sumó a las voces de varios participantes en contra de las intervenciones arquitectónicas en el Palacio de Bellas Artes y el Monumento a la Revolución. Incluso exclamó acerca de este último caso: ¡Qué quiten el elevador del Monumento a la Revolución!