Sociedad y Justicia
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Después del CEU, la enseñanza superior aún enfrenta retos, dice

En nuestro país la instrucción debe ser universal y gratuita: Peimbert
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de enero de 2012, p. 32

Hace 25 años, el astrónomo Manuel Peimbert Sierra tuvo un papel fundamental en el apoyo a los planteamientos del Consejo Estudiantil Universitario (CEU). Fue uno de los académicos que asesoró a los estudiantes que se oponían a algunos de los reglamentos que el rector Jorge Carpizo propuso modificar, y jugó un papel central en la formación del Consejo Académico Universitario.

A 25 años de la huelga estudiantil, el investigador del Instituto de Astronomía comparte algunas reflexiones: El movimiento estudiantil de 1986 surge por la preocupación de que el problema de la educación superior fuera discutido por la comunidad universitaria, teniendo como finalidad principal lograr un mejor sistema educativo.

Para el académico el movimiento encabezado por el CEU llevó a la discusión el funcionamiento de la universidad y varios conflictos nacionales desde esa trinchera. Asimismo, contribuyó para que se suscitaran una serie de cambios en la casa de estudios.

Para Peimbert –reconocido con el doctorado honoris causa de la UNAM– a cinco lustros de aquel movimiento que defendió una formación universitaria para todos, la educación superior aún enfrenta varios retos.

“Los problemas de la calidad y de la cobertura nacional en este nivel no podrá solucionarlos únicamente la UNAM. Se requiere que los universitarios los discutan para proponer soluciones que puedan ser aplicadas por la sociedad en su conjunto, mediante el auxilio de las instituciones de educación superior actuales y con la formación de muchas más.

Todo movimiento social está inmerso necesariamente en el problema de la distribución de la riqueza. Según algunas estimaciones, en nuestro país 10 por ciento de la población con más ingresos gana entre 25 y 30 veces más que el 10 por ciento que menos gana. Esta diferencia produce una gran desigualdad que a su vez es causa de enormes tensiones en el desarrollo del país. Y la educación es una de las opciones para disminuir la desigualdad.

Asevera que los movimientos estudiantiles, como el del CEU entre 1986-87, y el contexto mundial, han demostrado que la educación superior puede ser accesible a toda la población y no sólo a unos cuantos privilegiados.

Por ejemplo, en Corea del Sur y Finlandia la cobertura en este nivel alcanza a 94 por ciento de los jóvenes. En México este número es de alrededor de 25 por ciento, aunque es difícil hacer un cálculo porque más de 50 por ciento de los estudiantes abandona la educación superior a la mitad del camino.

En algunos países europeos, en Estados Unidos y en Chile los grupos conservadores se inclinan cada vez más a considerar a la educación como negocio y no como servicio que la sociedad debe darse. Esa posición produce mayores desigualdades económicas y sociales, sobre todo en países como México, donde ya son enormes, y tomar ese camino las haría abismales. Por lo pronto, y tal vez durante mucho tiempo, en nuestro país la educación debe ser universal y gratuita.