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Artífice de la Guerra Sucia

Fue detenido y estuvo atado y encapuchado 24 horas, narra

Ex colaborador de la guerrilla dice que Nazar intimidaba con su sola mirada
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de enero de 2012, p. 4

El recuerdo está vivo y provoca escalofrío, y eso que fue sólo un incidente. Gonzalo tenía 23 años y colaboraba con la guerrilla. Le tocaba imprimir volantes y lo hizo durante más de un año hasta que la Dirección Federal de Seguridad (DFS) lo capturó.

Era 1976. Durante varias horas –tal vez 24, dice– permaneció encapuchado y atado de manos en dos lugares distintos. El último era una oficina donde le descubrieron la cabeza.

De frente y a muy corta distancia estaba un hombre “no muy alto y de ojos claros. Durante un rato me miró fijamente para luego decir, más bien gritar: ‘este muchacho no es’. Se dio la vuelta y se fue”. Era Miguel Nazar Haro.

Los policías volvieron a cubrir la cabeza de Gonzalo y se lo llevaron. A las pocas horas recobró su libertad. Después se enteró por dos de sus compañeros que la DFS lo confundió con Lino, otro integrante de la guerrilla, quien al poco tiempo fue aprehendido. Es uno de los desaparecidos de la guerra sucia.

A propósito del deceso del ex jefe policiaco, Gonzalo recuerda cómo a partir de su activismo en una organización sindical, de pronto ya era colaborador de la guerrilla. A pesar de los años transcurridos, prefiere mantener el anonimato. Dice que lo contactó alguien que se presentó como Macario –años después conocería su verdadera identidad– y le pidió ayuda.

Primero era para llevar hojas blancas a cuatro casas de seguridad donde se elaboraban los volantes. Luego de algunos meses le dejaron a Gonzalo esa tarea. Tenía dos mimeógrafos que constantemente movía entre una casa de seguridad y otra.

El único contacto personal que Gonzalo mantenía con la guerrilla era a través de Macario, quien le indicaba el lugar, la hora y la ropa que llevaría la persona a quien le debía entregar los volantes.

Ni el saludo intercambiaba con ese otro contacto. Simplemente le entregaba el paquete y cada quien por su lado.

Luego ocurrió que dos amigos fueron detenidos y llevados al Reclusorio Oriente. Gonzalo los visitó un par de domingos. El segundo fue retenido por personal de la DFS, cuando ya salía del penal. Me hicieron preguntas, me tomaron fotografías y después de una hora y media me dejaron ir.

Al día siguiente, se dirigía a su trabajo alrededor de las 11 de la mañana cuando lo aprehendió la DFS. Gonzalo recuerda claramente aquellas horas y cómo cuando le destaparon la cabeza, Nazar Haro –a quien no conocía– ya lo observaba.

Suponía que era alguien importante porque todos los demás mantenían una actitud sumisa y de disciplina, agregó.

El ex jefe policiaco portaba pulseras de oro y sólo daba órdenes, las cuales eran atendidas de inmediato. A mí no me dijo nada, pero ni hacía falta; intimidaba con su sola mirada.