Buenos Aires, 26 de enero. El Informe Rattenbach, que ayer ordenó desclasificar la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, es un verdadero juicio a la conducción de la guerra en las Malvinas (1982), considera que no se estaba preparado para una acción semejante, analiza la actuación de los altos mandos e incluso preveía el máximo castigo que entonces imperaba en la legislación militar, que era el fusilamiento por traición a la patria.

Augusto Benjamín Rattenbach, hijo del fallecido teniente general Benjamín Rattenbach, autor del informe, manifestó su gran satisfacción por la decisión presidencial de al fin levantar el secreto de Estado, impuesto por la pasada dictadura durante 50 años sobre ese documento fuertemente crítico hacia los mandos superiores; dijo que en diferentes momentos reclamó la apertura de ese archivo.

Mi padre trabajó en ese documento porque era necesario explicar a los argentinos lo sucedido en la guerra de las Malvinas (abril de 1982). El trabajo comenzó el primero de diciembre de 1982, encargado por el entonces presidente de facto Reynaldo Bignone.

El objetivo del trabajo de la comisión era evaluar la responsabilidad de los militares que dirigieron la operación castrense y de todos los que integraban el Estado Nacional, como cancillería, Ministerio de Economía y otros, dijo Augusto Rattenbach a una radio local.

Reconoció que es un documento histórico, pero como no cayó bien entre los militares, lo archivaron y nada se pudo hacer.

Recordó que después de finalizada la guerra, que dejó centenares de víctimas y la derrota argentina, Gran Bretaña ordenó un informe sobre su campaña en las Malvinas, y en seis meses lo dieron a conocer al mundo. En ese trabajo –dijo– se elogió la valentía de las tropas argentinas: jóvenes soldados que fueron al frente sin ninguna instrucción, sin ropa para el intenso frío, mal armados, y que han denunciado los malos tratos a que fueron sometidos por algunos mandos.

Precisamente, el Informe Ra- ttenbach comenzaba analizando la conducción del país al más alto nivel durante el conflicto bélico con los ingleses, y luego va bajando hasta llegar a los últimos escalones de mando, sostiene Rattenbach hijo.

En ese documento queda claro que el país no estaba preparado para una guerra y se crítica la conducción superior que decidió esa campaña militar, señala. Asimismo, recuerda que su padre se vio enfrentado a una aristocracia interna dentro de la comisión que prefirió un estudio histórico que demandó más tiempo y esfuerzo, y que luego se escondió.

Las copias fueron a parar al estado general mayor del ejército –en 1983–, y poco tiempo después, en ese año, murió Benjamín Rattenbach.

Por su parte, el Centro de ex Combatientes de las Islas Malvinas (Cecim) La Plata destacó la decisión de desclasificar el informe sobre el accionar de las fuerzas armadas durante la guerra, y en un comunicado precisan que comparten “las declaraciones de la mandataria cuando señaló que la historia demuestra claramente que aquello no fue la decisión del pueblo argentino, sino de una junta desesperada por tapar una realidad que había sido destapada por las Madres de Plaza de Mayo.

Los ex combatientes recordaron que se aplicaba la derogada ley de justicia militar y condenaban a Galtieri a la pena de muerte por traición a la patria, lo que en 1988 publicaron por primera vez, causando gran malestar en las fuerzas armadas que intentaban mantener todo en secreto.

Esto también lo señala el hijo de Rattenbach, quien dice que después de analizarlo todo se aconsejaba el fusilamiento de los responsables, por la gravedad de sus acciones, y admitió que tiene una copia.

Él mismo había denunciado que antes de morir, su padre le dijo que le habían quitado hojas al documento archivado, donde se informaba sobre las acciones del ex capitán Alfredo Astiz, uno de los personajes emblemáticos de la siniestra Escuela de Mecánica de la Armada.

Por otra parte, hoy el Senado, con el apoyo de todos los partidos políticos, manifestó su más enérgico repudio a las declaraciones del primer ministro británico, David Cameron, por haber calificado de colonialistas los reclamos argentinos acerca de la soberanía de las islas. Además, condenó la explotación de recursos naturales renovables y no renovables” en los territorios de Malvinas y su espacio marítimo circundante, instando al Reino Unido a cumplir las resoluciones adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas para alcanzar una solución pacífica sobre la disputa de soberanía de las Malvinas”.

En tanto, y como otro mensaje diplomático en favor del diálogo y la negociación, pero desde la firmeza del derecho, la presidenta designó embajadora en Gran Bretaña a Alicia Castro , quien estaba en ese cargo en Venezuela, donde fue condecorada en estos días.