La navegación en Internet, auténtica gimnasia para la memoria
Martes 24 de enero de 2012, p. 45
Berlín, 23 de enero. Los programas gestores de contraseñas alivian la memoria cerebral y, si son bien empleados, proporcionan mayor seguridad. El usuario debe pensar muy bien en qué solución confiar para guardar la clave de su vida en la computadora.
La navegación en Internet es una verdadera gimnasia para la memoria. Sea el correo, la dirección de amigos en Facebook o la cuenta bancaria: para cada cosa hay que acordarse del número de cliente, de la clave de entrada o de la contraseña. Muchos se ayudan mediante una nota en el bolsillo o una contraseña única para todo. Lo primero no es demasiado cómodo, lo segundo tampoco es especialmente seguro. Lo que verdaderamente ayuda son los programas gestores de contraseñas: guardan los datos de acceso en una especie de caja fuerte virtual que el usuario puede abrir con una sola contraseña.
Toda una serie de productos vienen ahora en apoyo a la memoria: gratuitos o de pago, desde el simple banco de datos hasta el complejo gestor de varias identidades. Las propias necesidades determinan cuál es la elección correcta
, señala Marit Hansen, especialista del Centro de Protección de Datos ULD, en el estado alemán de Schleswig-Holstein. Los productos gratuitos no son necesariamente los peores, y es por ello que aconseja, antes de instalar un programa, informarse primero de las pruebas de éstos en revistas especializadas o en Internet.
Algunos programas funcionan sólo en la computadora local. Hay otros con versión en memoria USB, de modo que el usuario pueda llevar consigo sus datos de acceso en el bolsillo. Si el software puede administrar varias identidades, facilita la separación entre el trabajo y la vida privada. Algunos programas gestores sirven no sólo de caja fuerte, sino que ayudan a crear contraseñas más complicadas y, por ello, más seguras.
Ninguna codificación sirve de nada si el ladrón puede adivinar la clave de acceso o dispone de suficiente capacidad técnica. Quien guarda la clave para todo su sistema digital en un lugar, debe ingeniarse una contraseña segura. Para ello hay algunas normas: por lo menos ocho o, mejor aún, 12 caracteres, que sean una mezcla de letras, números y signos especiales.
De ninguna manera deben emplarse palabras de uso común, nombres ni apellidos comunes. Los hackers hacen que sus programas prueben todas las palabras, nombres o combinaciones posibles de ambos: casa, oficina, papá, Pérez, González, Pedro, José, año2012, etcétera. Es lo que se llama ataque diccionario
. Incluso tampoco una compleja combinación de caracteres debería ser problema para el usuario: Al fin de cuentas, usamos la contraseña a menudo y acabamos por aprenderla de memoria
, dice Wolf.
Con todo, la memoria es la mejor caja fuerte. Entre 15 y 20 contraseñas debe mantener el usuario en su memoria, según estimaba la asociación informática alemana Bitkom en el año 2007, pero hoy día deben ser muchas más.
En todo caso, la mayoría resiste confiarse en un medio auxiliar: 74 por ciento se aprende las claves de memoria, 16 por ciento las guarda en un papel en algún lugar de casa. Otro 6 por ciento escribe sus contraseñas en la agenda o en una hoja que guarda en el portamonedas.
El instituto de opinión pública Forsa interrogó al respecto a mil ciudadanos alemanes, por encargo de Bitkom.