Inevitable, que el Ejecutivo pierda influencia e interlocución
Martes 24 de enero de 2012, p. 14
Al final de cada sexenio es inevitable que el Presidente pierda influencia e interlocución
, por lo que la posibilidad de lograr cambios o acuerdos importantes se diluye, sostuvo la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
Gerardo Gutiérrez Candiani, titular del organismo, aseveró que ante ese escenario México necesita que el Presidente se mantenga activo y propositivo
.
En su mensaje semanal, el dirigente demandó que Calderón afiance las importantes obras de infraestructura que inició
, así como los esfuerzos por la cobertura universal de salud.
Recordó que en México las sucesiones presidenciales vienen acompañadas de crisis económica, polarización política, inestabilidad e incertidumbre, pero sostuvo que en esta ocasión tenemos todo lo necesario para que no sea así.
Tenemos cinco meses aproximadamente para aprovechar al máximo; asegurarnos que sea una etapa productiva para el país; que prepare una transición del poder ordenada y con estabilidad; que en ningún momento deje de haber conducción, coordinación y capacidad de respuesta a cualquier contingencia, de forma institucional y eficaz.
El Presidente y su equipo tienen la gran responsabilidad de hacer todo lo que esté en sus manos para preservar la estabilidad macroeconómica y el crecimiento, en medio de un entorno internacional de alta incertidumbre, añadió.
Advirtió que aún no se descarta una nueva crisis o recesión proveniente del exterior. Por el contrario, es previsible que a corto plazo se mantengan la volatilidad y los riesgos.
Si logramos que este año el producto interno bruto crezca 3.5 por ciento, como esperamos, vamos a cerrar el sexenio con un crecimiento anual promedio de menos de 2 por ciento, más bajo que en las tres administraciones previas, pero con mayor fortaleza en el balance general
, dijo Candiani.
Celebró que Calderón llegue al tramo final de su gestión con reservas internacionales de más de 144 mil millones de dólares, más del doble que su antecesor, Vicente Fox, y casi cuatro veces más que en 1994.