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Provoca el aumento de sustancias segregadas en el cerebro; depresión y ansiedad, el resultado

El estrés altera sistemas neuronales como el de la serotonina, según estudio

En México no se ha realizado un análisis epidemiológico completo para determinar con parámetros específicos el grado del problema en la población, señala José Antonio Terrón, del IPN

 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de enero de 2012, p. 2

Estar sometido a estrés de manera constante puede dar origen a desórdenes mentales como depresión, agresividad, ansiedad, alteraciones del sueño y problemas de memoria y aprendizaje, porque promueve el aumento de diversas sustancias segregadas en el cerebro, afirmó José Antonio Terrón Sierra, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

El científico explicó que diversos estudios sugieren que la estimulación crónica del sistema de alarma provocada por el estrés promueve aumentos anormales de los niveles circulantes de cortisol (conocido como hormona del estrés) y una respuesta exagerada del mismo ante nuevas confrontaciones. Lo anterior produce alteraciones en sistemas neuronales como el de la serotonina, sustancia involucrada en la regulación del estado de ánimo, la ansiedad y otras funciones y patologías.

Los efectos de mantener altos niveles de estrés, como la depresión, considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la primera causa de discapacidad en el mundo, puede tener efectos severos en la salud. Sin embargo, Terrón Sierra indicó que en México no se ha realizado un estudio epidemiológico completo para determinar con parámetros específicos el nivel de estrés de la población.

La OMS advierte que al menos una de cada cuatro personas que habitan el planeta sufrirá una enfermedad mental, y 50 por ciento de ellas comenzará a padecerla a los 14 años.

Terrón Sierra indicó en un comunicado de prensa que el mecanismo de alarma constituido fundamentalmente por el sistema nervioso simpático y el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal está diseñado para movilizar una serie de recursos en el organismo que lo preparan para hacer frente una situación de peligro.

El problema surge, precisó, cuando la activación del sistema ocurre frecuentemente, sobre todo ante situaciones de riesgo creadas por la mente, fenómeno muy frecuente en las sociedades modernas a escala mundial. Los seres humanos hemos asumido que una serie de circunstancias externas al organismo son las causantes del estrés, como el tránsito vehicular, la gente, las presiones económicas, laborales o familiares.

Precisó que no se ha considerado que el origen de la estimulación crónica de la respuesta de estrés y todos los desórdenes que desencadena puede encontrarse a otro nivel, es decir, una grave disfunción de la mente. Esto no es un punto de vista ni una conclusión, sino un hecho que simplemente señalo: vivimos en una sociedad ampliamente disfuncional.

Los efectos del estrés en la población han comenzado a ser uno de los factores considerados por la OMS como parte de los riesgos para la salud mental, pues se estima que las enfermedades neurosiquiátricas causan un tercio de las pérdidas económicas por discapacidad a escala mundial, y representan 13 por ciento de la morbilidad total.

A esto se agrega que al menos 80 por ciento de la carga de morbilidad por enfermedad mental se presenta en países pobres o en vías de desarrollo, mientras que de todas las discapacidades, aquellas generadas por un padecimiento mental, están asociadas entre 70 a 80 por ciento con el desempleo, por lo que son quienes menos recursos tienen para acceder a un tratamiento.