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Ya no hay peleadores de calidad: El Púas Olivares
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de enero de 2012, p. a36

Rubén El Púas Olivares cumple este sábado 65 años y aunque su vida ha sido de vértigo y desenfrenada, define: No me arrepiento de nada...

Después de un breve silencio, rectifica: “Bueno sí, de haber andado de borracho. Pobrecito, no, pos tomar y tomar, por qué, pa’ qué. Hasta que dije ‘ya no más’, pero sí es una enfermedad, ¿no? Pero se puede vencer, nomás echándole ganas”.

La venció, dice, hace 15 o 20 años. Y admite que tuvo más problemas para dejar la botella que las drogas. “Sí, el alcohol es duro y las drogas ya sólo las que tenemos. No, drogas ya no, ’ora puro amor... sí, porque sexo no hay...”

Actualmente, el ex pugilista, cuatro veces campeón mundial, labora en la colonia Bondojito, el barrio que lo vio crecer y convertirse en uno de los ídolos boxísticos del pueblo.

En entrevista con La Jornada, El Púas, con su característico estilo jocoso y ataviado con pantalón de mezclilla, camisa negra con rayas amarillas, zapatos beige, calcetines negros y gafas oscuras que ocultan un malestar en sus ojos, cuenta que una de las actividades que por ahora ocupa buena parte de su tiempo es entrenar a sus nietos, Obed y Elías, ambos de 14 años, quienes gustan del deporte que tantas alegrías y tristezas le brindó a su abuelo.

Me pongo a hacer mucho ejercicio con estos chamaquitos, comenta mientras los observa con atención practicar en un gimnasio improvisado en la calle en que vive, donde entrenan movimientos esquivando los carros, golpean una pera colocada sobre la banqueta y hacen abdominales utilizando una pequeña llanta con un tubo en el centro.

Me gusta hacerlo porque es algo que me cae bien, sudo, me muevo, trabajo. Elías ya va avanzado, en cualquier momento lo ponemos a boxear, nomás le hace falta aprender más defensa, pero ahí va, expresa orgulloso El Púas, a la vez que hace algunas fintas con las manos.

–¿A sus hijos no les llamó la atención el boxeo?

–“Noooooo, queeeeee, ¡si ellos son travestis! –dice, y explota en una carcajada.

La razón por la que practican en la calle es porque está acondicionando su vivienda como un local para entrenar. En el que otrora fue un restaurante, propiedad de sus hijos, llamado ingeniosamente El salón de la fama, El Púas pretende hacer un gimnasio con todo y cuadrilátero, además de peras, costales y aparatos para hacer ejercicio; sin embargo, se rehusó a mostrarlo, pues es supersticioso y prefiere hacerlo hasta que esté listo, no sea que se vaya a cebar, dice en tono serio.

Otra de sus ocupaciones es tallar madera, oficio que aprendió desde pequeño y que actualmente le da para vivir después de haber gozado de la fortuna que le dejó el boxeo, misma que se esfumó por los engaños de la gente que lo rodeaba en sus épocas de gloria y de una vida sin freno que ya no desea recordar.

“Allá arriba tengo mi taller de artesanías. Tengo una Última cena, ¡con los apóstoles con guantes! –dice, con su peculiar tono divertido mientras sentado en una silla de plástico colocada sobre la acera intenta destapar un té helado–, se ve bien bonita. Es con todo respeto para los apóstoles, que son los que están peleando por traernos la buena nueva.”

Su faceta de actor en el cine llamado de ficheras también le ha dado frutos, pues el dinero que recibe le ayuda para mantenerse. “Gracias a lo que trabajé en el cine, a las películas que hice, nos dan regalías. Esa etapa estuvo buena, buena, ¡qué bárbarooooooo! –recuerda con una enorme sonrisa pícara–, ese teatro Vizcaínas con el maestro Héctor Suárez, ¡maestrazoooo! El público se paraba y nos aplaudía”.

Asimismo, la pensión de 5 mil pesos que reciben tanto él como otros boxeadores por parte del empresario Carlos Slim le ha servido para salir adelante. Eso está muy bien, pero como que le faltó un poquito, como unos dos ceritos más, ¿no? ¡Hubiera sido mejor!, se carcajea.

–Además del ejercicio y su trabajo con la madera, ¿de qué otras cosas disfruta actualmente?

–Uuuuuyyyyyy, pppsss cuando voy al Salón de la Fama del Boxeo, allá en Canastota, Nueva York (donde ingresó desde 1991). Cada año, en junio, nos reunimos varios peleadores, varios campeones, porque somos monarcas por los siglos de los siglos, ¡eh!, no ex campeones –aclara.

Me gusta porque va mucho público, la gente sabe de box y te reconoce. Además, es un placer encontrarme con varios peleadores, varios miembros, como Jake LaMotta o ahora Julio César Chávez, Mike Tyson, el señor Silvester Stallone, que en 2011 le dimos la bienvenida. Ahí es donde me tomo una o dos copitas de vino tinto y ya, pues tengo fácil unos 20 o 15 años sin tomar.

–¿Se lleva bien con ellos?

–Sí, abajo es otra cosa, arriba del ring son mis enemigos. Por ejemplo, con mi compadre Chucho Castillo, que peleamos tres veces, 44 rounds, pero de verdad sabrososssssss, ahora ya nos damos de besos –se carcajea una vez más. Él me decía: ‘¡no me besesssssss!’, y yo: ‘por qué no, Chucho, si ya peleamos tantas veces, ahora vamos a darnos de besos, ¿no?’, y contestaba: ‘¡Nooooo, queeee, vete para allá, yo no soy puto!’ –cuenta muerto de risa. Como él es de León, donde son machos, pppsss se pone así, pero no, él sabe que es broma...

La visión del boxeo actual

Para El Púas, el pugilismo de este tiempo no es bueno. Ahora no hay peleadores de calidad, perdón, pero yo doy mi punto de vista por lo que veo. Cuando yo era chamaquito, qué boxeadores vi, en mi etapa también eran buenos, pero en esta época como que falta algo.

–Rubén, ¿le hubiera ganado a Pacquiao?

–“Perdón, pero sí, con ésta –señala su brazo izquierdo y luego besa su mano–. Lo primero que me hubiera dicho El Chilero (Carrillo) es: ‘tú házlo caminar al revés, ahí ya lo dominabas y adelante, échale velocidad y ciérrale las salidas, mételo a una esquina y ahí noquéalo y abajoooooooo’; porque abajo es donde más les duele, tan fácil que es golpear abajo a los zurdos, todo eso hay que enseñar. Ganarle a un zurdo es bien fácil, con la mano izquierda. Nooooo, El Chilero... ttttssssss... ¡era buenazo!”

–¿Qué opina de peleadores jóvenes, como Julio César Chávez junior y Saúl Canelo Álvarez?

–El junior ahí va, ahí va, pero yo creo que ahora sí tienen que echarle boxeadores más fuertes, que sean más duros. Y El Canelo –piensa unos minutos y duda antes de contestar–, pppsss se enojan y luego dicen: ¡Ay Púas!, pero pppsss, bueno, él es un peleador duro, ya muchas veces lo he dicho, es potente, pero yo creo que le falta masaje para que esté flojito, para que pueda cabecear, que no esté tan tieso, que mueva más la cintura, todavía está aprendiendo. Ahora que sus entrenadores y su promotora ya vieron que el público sabe de box, se deben dar cuenta que ya deben ponerle peleadores más fuertes, para que se esfuerce, que ya no lo cuiden tanto y va a lucir” –afirmó el ex boxeador en un raro momento de seriedad .

Para su futuro, El Púas tiene muchos planes, entre ellos: Escribir el libro de mi vida, sacar mi película, hacer un cómic, dar clases de boxeo, también de tallado de madera. Ando buscando un socio que capitalice, las ideas ya están, no hay nada escrito, pero nomás es cuestión de que nos pongamos a platicar. A la gente que le interese, pppsss con todo gusto, los números telefónicos son..., dice.

Aunque después en tono reflexivo comenta: Hay que hacer las cosas, pero con honradez, no que ahora venden fotos mías, ¡pero en la piratería!, ¿cómo es posible? ¡Ya no hay respeto!

Remata de forma contundente: “No puede ser, vuelan los golpes por todos lados, ¡ya me retiré del box y todavía sigo cabeceando... ay wey, vuelan los golpes por todos lados!”