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e descubre todo el caserío de San Ángel, al parecer plantado en las lomas, y las haciendas de Guadalupe y Goicochea, y dominado todo esto, y flotante y aérea entre la pompa de una naturaleza exuberante y magnífica, se hallan las cúpulas de azulejos del convento del Carmen...
Esta es la descripción que hace Manuel Payno en 1843, cuando efectúa una visita al hermoso barrio en donde se yergue el colegio y convento de San Ángelo Mártir, que estableció la orden de los carmelitas descalzos y que bautizó el rumbo como San Ángel.
Al paso de los siglos los enormes terrenos del convento se fueron fraccionando y en sus callejuelas empedradas se construyeron magníficas casonas, muchas de las cuales aún podemos admirar. En una de ellas, situada en la Plaza San Jerónimo 5 y 15, se encuentra la conocida como Casa del Risco. Esto se debe a una original fuente monumental de estilo barroco que preside el patio, elaborada a base de colorida cerámica, porcelana y azulejos. Data del siglo XVIII y tiene la peculiaridad de estar pegada al muro a modo de altar.
El sitio alberga la colección de obras de arte que a lo largo de su vida atesoraron don Isidro Fabela y su esposa, mismas que con gran generosidad donaron junto con la casa, biblioteca y archivo histórico para el goce del pueblo de México. Estos dos últimos se resguardan con sus hermosos libreros antiguos de madera, en un inmueble adjunto abierto a la consulta pública.
La colección del museo se muestra en las habitaciones de la planta alta y consta de siete salas, que incluyen dos espacios que a mí me conmueven, pues permiten imaginar a la familia en su vida cotidiana: el comedor y el estudio de don Isidro con su mesa de trabajo, libros, cuadros y objetos personales.
Nacido en 1882 en Atlacomulco, estado de México, murió en 1964 en la ciudad de México, tras una fructífera vida como abogado, catedrático, escritor, diplomático y especialista en derecho internacional.
Él fue el encargado de gestionar con dignidad y energía la desocupación del puerto de Veracruz, que tomaron en 1914 los invasores estadunidenses. En plena guerra mundial actuó como representante del gobierno de México en Londres. Fue Ministro Plenipotenciario de México en Alemania, cargo al que renunció por no querer colaborar con quienes habían derrocado al gobierno constitucionalista del presidente Venustiano Carranza.
Representó a México en la Liga de las Naciones, fue miembro de la Corte de La Haya y juez de este organismo. Al final de su vida fue gobernador del estado de México y escribió sus memorias.
En homenaje a don Isidro hoy la comida tiene que ser muy especial, así es que vamos al recién inaugurado restaurante El Cardenal en San Ángel. Una soberbia casona de principios del siglo pasado, de ladrillo rojo, con amplios salones luminosos y muy bien puestos, situada en avenida de La Paz 32, es el marco para degustar la que con seguridad es la mejor comida mexicana de la ciudad.
Al igual que en los otros tres Cardenales aquí se encuentra siempre algún miembro de la familia Briz. Ellos heredaron de sus padres, que fundaron hace 42 años el primer restaurante en la calle de Moneda, esa devoción por la gastronomía auténtica y el buen servicio. Es esencial acompañar el tequilita con el delicioso queso que ellos elaboran, cubierto de flor de calabaza. La carta es la misma que en sus hostales hermanos, así es que aquí también puede deleitarse, entre otros, con la sopa seca de elote, las tostadas de atún fresco, el pecho de ternera al horno, el chile relleno de queso de cabra bañado en mole coloradito y de postre sus nieves de frutas que preparan en casa. También ofrecen sus memorables desayunos que inician con bizcochos recién horneados, nata y chocolate espumoso. Vale la pena asomarse a la moderna cocina que semeja una gran caja de cristal, que le permite apreciar el impresionante trabajo y organización que requiere ofrecer una comida y un servicio de excelencia.