El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados avizora un panorama de incertidumbre en la evolución del precio del trigo, luego de que Rusia suspendió las ventas de dicho grano al exterior como consecuencia de los incendios por la sequía, los cuales afectaron el abasto interno de esa nación.

Se prevé un incremento del precio del grano a escala mundial, lo cual redundará en el aumento del costo de los alimentos, que a decir de la FAO podrán subir durante el presente año hasta 15.6 por ciento.

El trigo, una de las principales fuentes de alimentación de los mexicanos, podría enfrentar un problema de abasto, debido a los siguientes factores: disminución de la producción interna, de los inventarios por el fin del periodo de cosecha del ciclo invierno y el alza de los precios del grano derivada de la menor oferta internacional por la suspensión de las exportaciones de Rusia, lo que ha llevado a efectuar ajustes en los inventarios de los principales países exportadores de este grano, orientando la demanda hacia Estados Unidos.

En México, el consumo total de trigo es de aproximadamente 5.9 millones de toneladas y la producción es de 3.9 millones, por lo que el consumo deberá complementarse con importaciones, las cuales representan al año 44.2 por ciento de la disponibilidad de trigo para el consumo nacional.

Sobre esas importaciones, México depende del mercado de Estados Unidos, de donde trae 69 por ciento, y de Canadá, que complementa con 31 por ciento el envío del grano al país. Nuestra nación debería instrumentar medidas y acciones para garantizar el abasto complementario y evitar un incremento abrupto en los precios, si al final los mercados reducen sus inventarios por la mayor demanda que se está presentando, advierte dicho centro de estudios.

La producción en México es de aproximadamente 3.9 millones de toneladasFoto Roberto García Ortiz

El incremento al precio del trigo ha repercutido en los costos del maíz, el arroz y el sorgo, al ser sustitutos el primero y al orientarse la demanda hacia esos cultivos. Por ello se ha generado un repunte que se extiende también a otros productos de los que México depende del exterior en materia alimentaria.

Ello se confirmó en 2010 con las cifras de importación de arroz, que representaron 74.1 por ciento del consumo nacional, ubicándose como uno de los productos con mayor nivel de dependencia que México tiene del exterior.

También en el caso de la soya las importaciones alcanzaron en el año mencionado 94.5 por ciento del consumo nacional, mientras en el caso del maíz esa cifra de compras al exterior se ubicó en 24.6 y la de sorgo en 25.6.

Es importante considerar que la FAO y otros organismos internacionales prevén que la tendencia al alza de los precios de los alimentos se mantendrán los próximos años. Lo anterior es relevante para México, ya que el alza de los precios vulnera la seguridad alimentaria a que tiene derecho la población y sus efectos se reflejan de manera inmediata en la inflación de la canasta básica, siendo las familias de escasos recursos las más afectadas, ya que destinan la mayor parte de sus ingresos al consumo de alimentos.

Sólo en 2008, con fundamento en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto para los Hogares, los grupos de población más pobres destinaron entre 40 y 50 por ciento de sus ingresos a alimentación. Con un incremento en los costos se prevé que los consumidores modificarán su demanda por productos más barato; las empresas cambiarían insumos por materias primas más baratas y de menor calidad, y los consumidores estarían expuestos a adquirir productos de baja calidad y de menor nivel nutricional.