Jueves 29 de diciembre de 2011, p. 20
Kano, 28 de diciembre. Más de 90 mil personas huyeron de Damaturu, estado del noreste de Nigeria, debido a atentados explosivos y choques entre islamitas radicales y fuerzas de seguridad nigeriana.
Ibrahum Farinloye, coordinador de la agencia nacional para situaciones de emergencia en la región, dijo hoy que las personas van hacia campamentos de refugiados, pero también hacia casas de familiares y amigos.
Damaturu es una de las principales zonas de operaciones del grupo islámico Boko Haram, perseguido ahora por el ejército por ser autor confeso de sucesivos ataques dinamiteros.
Aunque esos extremistas se mueven sin aparente ubicación fija y realizan atentados cada vez más sangrientos a dependencias de la policía, políticas, religiosas, e incluso a mediados de agosto atacaron la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en esta capital nigeriana, cuando murieron 24 personas.
Sólo en esta región asciende a 100 el número de fallecidos en los últimos días, víctimas de la violencia, pero que gana fuerza en el noreste del país, dividido en norte musulmán y sur cristiano.
Ofensiva antioccidental
Antes de la última arremetida de los extremistas contra las iglesias el domingo de Navidad, el ejército realizó una gran ofensiva para su captura en Damaturu y, según fuentes militares, fueron abatidos 50 miembros de la secta.
Boko Haram proclama que su lucha es contra el gobierno y la enseñanza estilo occidental, además de que son objetivos de sus atentados los centros expendedores de bebidas alcohólicas, por considerarlos pecaminosos.
Este miércoles, al menos seis niños resultaron heridos durante un ataque contra una escuela coránica que forma parte de un centro islámico en la sureña ciudad nigeriana de Sapele.
Los niños tomaban una lección de árabe cuando explotó la bomba lanzada desde la ventana de un automóvil, informó una fuente de seguridad local, mayoritariamente cristiana.
En tanto, se incrementó a 25 la cifra de muertos por el atentado en Abuja, capital nigeriana. La ONU dijo hoy que la cifra de muertos de un ataque de bomba lanzado el 26 de agosto contra la sede de la organización aumentó a 25 luego de un deceso más.
La muerte más reciente fue la de Fred Willis, un empleado de Unicef, quien falleció el 23 de diciembre, dijo en un comunicado el equipo de Naciones Unidas destacado en Nigeria. De los muertos, 13 eran empleados de la ONU, indicó en Abuja la organización internacional.