En un libro se documentan 40 años de trabajo del Taller Coreográfico de la UNAM
El reto del bailarín no debe ser el virtuosismo, sino la comunicación, asevera la directora de la compañía
Ejecutada por el ser humano, la coreografía es fuerza contra la alienación
Lunes 26 de diciembre de 2011, p. 6
He reunido en el Taller Coreográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México (TCUNAM) a un grupo de bailarines que, como yo, creen en la danza como un medio de comunicación. Para nosotros la danza es más que una profesión: es un medio de vida que enseña a comprenderla.
Así define la bailarina y coreógrafa Gloria Contreras 40 años de quehacer profundo como directora del TCUNAM, que con motivo del aniversario, se editó un libro que fue presentado en la sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, en noviembre de este año.
En entrevista, la maestra Gloria Contreras señaló que su amor a la danza y a la formación de bailarines obedece a que desde la infancia ella sintió el impulso de bailar.
Mi padre tocaba piano y violín, yo bailaba todo lo que escuchaba. Desde chiquita me gusto mucho esta disciplina, y estuve en escuelas de danza y también estudié en casa con María Elena Velázquez.
Para la coreógrafa mexicana, en los años 70 del siglo anterior la tradición mexicana no comprendía al ballet entre sus elementos culturales y abundaban las academias de danza de dudoso valor, así que decidió crear una compañía y con ello profesionalizar el quehacer del bailarín.
La meta número uno era lograr un público; la número dos consistía en buscar el respeto para la carrera de danza
, afirma Gloria Contreras.
Con el tiempo y la dirección de Contreras, el TCUNAM adquirió también respeto, calidad artística y un lenguaje dancístico vigente.
Formación de nuevos públicos
La coreógrafa recordó que en un principio la mayoría de los integrantes del taller eran extranjeros, pero actualmente casi todos son mexicanos, ya que el público joven que empezó como espectador quería participar en el fenómeno dancístico y comenzó a estudiar danza en el seminario del Taller Coreográfico, del que han surgido coreógrafos y bailarines.
Desde la creación del Taller Coreográfico de la UNAM, Gloria Contreras se propuso desarrollar temporadas permanentes, no funciones aisladas; contar con un amplio repertorio que permitiera cambiar cada semana el programa, así como formar nuevos públicos.
Sostener un repertorio permanente ha sido un trabajo arduo para la compañía de la UNAM, ya que implica recordar las obras que se tienen y aprender nuevas coreografías, explicó la directora artística.
La danza transmite emociones, impugna, renueva, tranquiliza. La coreografía puede ser juego intelectual, placer estético, medio para encontrar el alma, reprobación amarga. Siempre ejecutada por el ser humano es fuerza contra la alienación
.
De acuerdo con la coreógrafa, un bailarín debe combinar el dominio de la técnica clásica con una mentalidad abierta a la experimentación, pues considera que el objetivo no es el virtuosismo sino la comunicación.
“Todos los ballets del repertorio están hechos con partituras y para poder interpretarlos los bailarines necesitan entender la música como si tocaran un instrumento.’’
Más de 400 fotografías originales
El volumen Taller Coreográfico de la UNAM: 40 años de danza en México es el resultado de dos años de investigación y recopilación de material iconográfico, que incluye más de 400 fotografías originales que muestran el desarrollo de la compañía universitaria, que se ha constituido en un referente nacional.
El libro incluye textos escritos por los rectores de la máxima casa de estudios, quienes destacan la trascendencia que la agrupación representa para la institución educativa.
Asimismo, se incluyen testimonios de diferentes especialistas en el arte dancístico, entre ellos Gregorio Luke y Mitchell Snow, quienes participaron en la presentación, así como Hugo Roca Joglar y Boris Illarionov. Este último asegura que el trabajo creativo de Gloria Contreras puede ser examinado en relación con la cultura y el arte mexicanos.