La faceta que ejerció como dibujante el pintor Rodolfo Nieto (1936-1985) se puede apreciar en el libro-catálogo Trazos íntimos de Rodolfo Nieto, donde se reúne su producción pictórica sobre papel creada entre 1957 y 1970.

Integrado por 160 obras, además de 24 piezas de colecciones particulares, el libro es, según Germaine Gómez Haro, un valioso testimonio que a partir de su original diseño, se convierte en una especie de diario, en un espejo de la sencillez y sofisticación que el artista plástico imprimió a lo largo de su trayectoria. Se trata de un libro que proporciona al lector-espectador una imagen viva de este genial artista, cuya dicotomía plástica oscila entre la poética del imaginario y la expresividad adolorida.

El volumen documenta el quehacer artístico del maestro Nieto sobre papel, trabajo que se caracterizó por la diversidad de técnicas que exploró con pasión y entrega, expresó Gómez Haro, en la presentación del volumen en la Casa Lamm.

De acuerdo con Gómez Haro, hoy día el trabajo sobre papel –incluida la obra gráfica– ha sido en muchos casos injustamente catalogada como el patito feo en las artes plásticas. Para mucha gente, apuntó, la gráfica y el dibujo se consideran obras menores o incluso bocetos dentro del quehacer del artista, y eso es por desconocimiento, incluso por ignorancia. Por esa razón es necesario insistir en la importancia de ese género. En este caso el trabajo que se ha hecho para reunir los dibujos del pintor oaxaqueño es de enorme relevancia.

En el libro Trazos íntimos de Rodolfo Nieto se encuentran obras divididas por temas, como Dibujos de animales, Espirógrafos, Retratos, Quijotes, Figuras humanas y Enfermos, realizadas en técnicas tan diversas como gouché, tinta, lápiz, plumín, óleo y pastel, entre otras.

El volumen documenta el quehacer artístico de Nieto sobre papel, que se caracterizó por la diversidad de técnicas que exploró con pasión y entrega, expresó Germaine Gómez Haro en la presentaciónFoto Tomada del libro

La edición del libro se debe a la unión de esfuerzos entre la Secretaría de la Cultura y las Artes, de Oaxaca, el Museo de los Pintores Oaxaqueños y la asociación de Amigos del Museo de los Pintores Oaxaqueños, y su diseño estuvo a cargo de Claudio Sánchez Islas.

El caleidoscopio de dibujos que aparecen bellamente impresos en esta publicación nos lleva de la mano por los diferentes estados de ánimo que suscitaron su realización, y nos revela a un artista a veces lúdico, siempre ensimismado, profundamente poético y quizás también iracundo y angustiado, como denotan algunos de sus trazos enérgicos y arrebatados, apuntó Gómez Haro.

Tras destacar la originalidad del diseño a cargo de Sánchez Islas, el cual remite a las antiguas libretas de apuntes con pasta dura y encuadernadas con papel marmoleado y triángulos de piel en las esquinas, Gómez Haro de igual manera llamó la atención sobre lo que consideró de gran encanto y un acierto de la edición: que se incluyeran cuatro cartas facsimilares que el pintor envió desde París a su madre, doña Josefa Labastida, y un juego de postales que ilustran escenas y paisajes costumbristas de Oaxaca.

Lo que resulta atractivo de esas cartas manuscritas es que descubrimos en sus líneas atisbos del alma del pintor que relata a su madre sus tribulaciones, deseos, tristezas y alegrías.

Este libro, concluyó, “es un espejo de la sencillez y sofisticación que Rodolfo Nieto imprimió a todo su trabajo. Le proporciona al lector una imagen viva de este genial artista que un día sentenció: ‘Trato de hacer una pintura antagónica, llena de tensiones. Hago materias abyectas junto a materias preciosas’. Palabras que de alguna manera se leen entre líneas al recorrer el libro”.