Cada año, Las Labradas recibe más visitas, pero necesita un plan de desarrollo, considera
En la zona, ubicada a la orilla del mar, se encuentran rocas volcánicas con al menos 640 grabados de diferentes características, que datan de 2000 aC
Joel Santos Ramírez y un equipo de investigadores buscan su entrada a la lista de patrimonio de la humanidad de la Unesco
Siempre ha estado abierta, pero es necesario llevar a cabo su operación de la manera correcta, sostuvoFoto Mauricio Marat/INAH
Viernes 23 de diciembre de 2011, p. 2
Ante la situación social que vive Sinaloa, la promoción y desarrollo de sus zonas arqueológicas –ninguna de las cuales se encuentra abierta al público de manera formal–, ayudaría a abatir el problema de inseguridad en municipios hoy abandonados a su suerte.
Así lo considera el arqueólogo Joel Santos Ramírez, quien desde hace poco más de una década realiza trabajos de investigación en Las Labradas, impresionante sitio prehispánico a orillas del mar, frente al océano Pacífico, a unos 50 kilómetros de Mazatlán.
Ahí se encuentra una concentración de rocas de origen volcánico en una longitud de 360 metros, con al menos 640 grabados de diferentes tamaños y características, los cuales datan, según estimaciones conservadoras, del año 2000 aC, aunque podrían fecharse en el 6000 aC.
La zona arqueológica, conocida ya como el Tulum del norte
, por su belleza, contrario a lo que sucede en otros sitios prehispánicos norteños que durante el presente sexenio perdieron visitantes (La Jornada, 15/11/11), recibe turistas, desde hace un par de años, de manera constante y en aumento.
La entrada es controlada informalmente por un par de custodios autorizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el ayuntamiento de San Ignacio. Las dos personas viven en tres cabañas de madera, sin ofrecer ningún otro servicio para quienes llegan a conocer el sitio.
En verano, explica en entrevista con este diario el arqueólogo Santos Ramírez, acude mucha gente, sobre todo a acampar en la playa, al lado de los petrograbados. Sin promoción, la visita a Las Labradas ha ido en aumento, pero el sitio requiere que se abra de forma planeada. Existe ya un trabajo hecho desde hace varios años, un plan de manejo que integra varias medidas, pero ha habido diferencias con los ayuntamientos que nos ha tocado conocer, son ellos los que han decidido realizar visitas a la zona de una forma irregular
.
El especialista considera que las zonas arqueológicas no son sitios aislados, están cerca de las comunidades, por tanto, si se logra que se desarrolle una derrama económica mediante el turismo en los lugares históricos y culturales de Sinaloa, ayudaría mucho a que éstos se volvieran más seguros, y a que los habitantes adquirieran mayor conciencia de la importancia de su patrimonio, cooperarían también en su conservación, todo eso no existe en la actualidad
.
Santos Ramírez y un equipo de especialistas del INAH se encuentran elaborando el expediente para que Las Labradas ingrese a la lista indicativa de patrimonio mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), para que posteriormente tenga una declaratoria mundial.
El arqueólogo detalla que el proyecto de desarrollo del sitio incluye la proyección de un museo de arte rupestre, el primero en el norte del país, “y existe la propuesta de hacer un museo en el poblado de La Chicayota (a tres kilómetros de Las Labradas), ya hay unos terrenos adquiridos por Adopte una obra de arte y donados al INAH.
Las Labradas no entró en el bloque de zonas arqueológicas que el gobierno federal abrirá en este sexenio, porque realmente siempre ha estado abierta, lo único que se requiere es llevar a cabo su operación de la manera correcta
, reiteró.
es la cuarta evidencia de ocupación temprana en la costa del Pacífico, dijo el especialistaFoto Mauricio Marat/INAH
En 2009, recuerda Santos Ramírez, “se generó una situación de delincuencia en el sitio, había jóvenes que asaltaban a los turistas. Se avisó al ayuntamiento, pero no tomó cartas en el asunto. Al incrementarse los actos delictivos se cancelaron las visitas.
“El secretario de Turismo de entonces nos dijo: ‘para qué la abrimos, si hay delincuencia. Para qué llevamos gente si no hay manera de proteger la zona’. Por fortuna, a finales de 2010 el problema se solucionó parcialmente, porque los delincuentes huyeron cuando mataron a su líder. El panorama cambió, las visitas regresaron.
A partir de entonces hemos hecho mucho trabajo con la comunidad de La Chicayota, los pobladores saben que los principales beneficiarios de un desarrollo ahí son ellos. Es cierto que en la carretera que viene de Culiacán o de Mazatlán se han presentado retenes falsos para robo de vehículos, pero en el momento en el que Las Labradas tenga mayor visita pública y haya más servicios de vigilancia, sobre todo al proyectarse como un lugar cultural, todo tiene que cambiar
, dice optimista.
Hay mucho por rescatar
Las Labradas es un sitio arqueológico con características únicas en el país, y quizás en América Latina, además del impacto visual, existen evidencias de una ocupación previa al uso de la cerámica, sólo comparables con las halladas en las costas de Chiapas, Guerrero y Nayarit; es decir, Las Labradas es la cuarta evidencia de ocupación temprana en la costa del Pacífico
.
El investigador asegura que pese a la devastación y el abandono en la que se encuentran varias zonas arqueológicas de Sinaloa “hay mucho por rescatar de una cultura regional muy diferente a las del occidente de México o, incluso, a las de Sonora. La cultura prehispánica de Sinaloa denominada desde los años 30 del siglo pasado como Aztatlán, tuvo una influencia que llegó a Durango, Zacatecas, Nayarit, Chihuahua, sobre todo en el año 700 dC.
“El INAH ha iniciado su protección, sobre todo en los sitios cercanos a centros urbanos y que han sufrido todo tipo de daños. Por ejemplo, lo único que queda de la famosa cultura Culiacán se localiza en la zona Eldorado, hacia la costa, donde había un ingenio azucarero en la época de Porfirio Díaz. Es una pequeña porción de tierra que, si se observa desde el aire, semeja una isla rodeada de campos agrícolas; es lo único que queda de un asentamiento.
No obstante, aún es muy rico en evidencias: enterramientos funerarios y cerámica representativa de la cultura Culiacán. Lo hemos querido rescatar tratando de sensibilizar a los ayuntamientos, marcando una poligonal y que se comience un proceso de declaratoria a escala municipal y estatal. Cabe recordar que en Sinaloa no hay ninguna zona declarada como patrimonio arqueológico, pero ahora estamos optimistas al respecto, el nuevo gobierno del estado está apoyando de manera extraordinaria para recuperar espacios como El Tecomate, Tacuichamona, El Cerro de los Chivos, entre otros. Las Labradas será la punta de lanza
, concluyó el arqueólogo.