Miércoles 21 de diciembre de 2011, p. 29
Manila. El presidente filipino, Benigno Aquino, ordenó una investigación ayer por las inundaciones y aludes que desprendieron lodo y troncos y aplastaron a los residentes, matando a 957 personas. La agencia de desastres nacionales informó que el tifón Washi dejó muerte y destrucción en las ciudades de Cagayán de Oro e Iligan. Aquino declaró el estado nacional de calamidad, medida que pretende otorgar mayor financiamiento, y ordenó el rápido restablecimiento de suministros de energía y agua potable en los pueblos afectados.