¿Dónde vas, Óscar Chávez?
Foto Gustavo Ruiz
Primera llamada
us hazañas son extrañas y tu amor no tiene fin…” así ha sido y así es Óscar Chávez, quien desde hace más 50 años toma forma bajo el influjo de las notas de un romance del siglo XIX: Román Castillo, que en voz de este cantor es un parteaguas en la vida musical de México. La canción está incluida en su primer disco: Herencia lírica mexicana, con Pepe González Márquez (1963).
“Por ti bella Mariana, por ti lo puedo todo…” dice este músico indispensable, leyenda viva del canto popular, que tiene en su haber un insólito mérito: la no presencia en la televisión del país y una música inexistente en la radio, salvo honrosas excepciones. Aún así, su producción discográfica supera los 100 títulos. Artista inusitado en nuestro ambiente –dijo Emilio Carballido–, su faceta más conocida es sin duda la de cantor, oficio en el que lleva medio siglo. Su formación artística empezó en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes y su trabajo en Radio Universidad.
“Ya está herido tu caballo ya está roto tu espadín…” Su intuición artística lo ha llevado, desde el primer momento, a transitar por la investigación y el rescate de la tradición musical olvidada o desconocida, en la que se amalgaman propuesta artística y voz de un timbre inconfundible e inseparable o ¿se podrá superar la versión que hace de su poema hecho canción: Por ti?
“Tecolote de guadaña, pájaro madrugador…” Pertenezco a una generación a la que Óscar Chávez aportó algo invaluable: conocer, escuchar y amar otros géneros musicales, otras formas de pensar y sentir, armonías y textos poco conocidos de la lírica mexicana y de la música latinoamericana.
Segunda llamada
“Comandante Che Guevara… El cantor ha utilizado la parodia para vapulear y criticar a los políticos –su blanco preferido–. Aunque, confiesa, ahora no pierde su tiempo con políticos de quinta. Poeta sensible y poco común, sólo algunos de sus poemas han sido cantados.
“Con los ojos rete colorados y la boca reseca reseca…” Óscar, El Estilos, irrumpe en el cine nacional junto a otros tres personajes: Capitán Gato, El Mazacote y El Azteca interpretados por Sergio Jiménez, Eduardo López Rojas y Ernesto Gómez Cruz, respectivamente, en la película que hizo historia bajo la dirección de Juan Ibáñez: Los caifanes.
“Yo andaba buscando la muerte cuando me encontré contigo…” Largas noches de tertulia, conversaciones acompañadas de ron y emoción con el amigo más íntimo, a quien sus fieles seguidores le muestran su admiración y cada año llenan el Auditorio Nacional. Conversar o sentir en voz alta. Óscar, hombre de timidez discreta, ser de profundas emociones, tiene el don de expresarse mediante el canto.
“Los hombres no se mueren se matan solos, no saben adónde van, no saben de dónde vienen…”, dice uno de los alabados, género con el que Óscar ha grabado memorables sesiones; recuerdo las de la Catedral de Cuernavaca en los inolvidables tiempos de don Sergio Méndez Arceo, el innovador de la liturgia, historiador y simpatizante del socialismo, antítesis del cardenal Juan Sandoval.
Tercera llamada
“Cierren bien las puertas señores…” La lista de artistas con los que Óscar ha grabado es extensa e intensa. En los pasados 40 años aparecen en los créditos, en las fotografías y en los cantares unos músicos excepcionales: Los Morales, quienes cual modernos tamemes cargan su instrumentalia por todo el país para acompañar a Chávez.
“Pero que tu amor no manche nunca mi reputación…” Nos congratulamos de su larga e insólita permanencia en el canto popular, en pequeños y grandes auditorios, pueblos, templos, escuelas y festivales, trayectoria por la que recibió ayer el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, así como anteriormente un inesperado (espero que no oportunista) reconocimiento de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
“…y si ves que algo te avientan ya llegaste a Culiacán…” Óscar ha sido siempre el mismo en su discurso; terco en sus convicciones, no le gustan las entrevistas ni las declaraciones, todo lo que tiene que decir está en sus cantos, en sus poemas, en el amigo, en el ciudadano cabal y en el artista al que hemos seguido 50 años.
“Por ti yo dejé de pensar en el mar…” Sus poemas cantados nos han conducido por los senderos de un arte-baluarte que se niega a desaparecer y que otros retomarán –espero– porque en medio de tanta violencia y mediocridad necesitamos, como nación, enderezar nuestros pasos, fortalecer la cultura y nuestro sentido de pertenencia y dignidad. Gracias en nombre de miles de músicos anónimos, que han marchado, danzado y cantado atrás de ti…gracias por haberlos rescatado del inframundo, del olvido. ¡Salud!