Cultura
Ver día anteriorViernes 16 de diciembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Su obra es un cuestionamiento al papel esencial que se le da a la ilusión del dinero

Pablo Boneu trituró mil dólares y los convirtió en piezas de arte

Realizó un mural y quimeras con retacería de la divisa estadunidense y de otros países, los cuales se exponen en la galería Hilario Glaguera

Primero creí estar seguro de lo que hacía; de su significado y de su supuesto alcance artístico. Ahora, no tengo la misma certeza, reconoció

Foto
Instrucciones para destruir el dinero es una invitación a pensar ¿qué pasa, de dónde viene, por qué le estamos dando todo nuestro tiempo, qué valor real tiene?, consideró el artista argentinoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de diciembre de 2011, p. 3

Un día, a Pablo Boneu, artista argentino radicado en México, se le ocurrió la idea de destruir mil billetes de denominación de un dólar con el fin de convertirlos en obra de arte. Desde ese momento, y sobre todo cuando comenzó a poner manos a la obra mediante una trituradora de papel, se introdujo en un laberinto de preguntas acerca de la naturaleza de su trabajo y del papel esencial que la gente suele darle a la ilusión del dinero.

Después de los 388 días que duró su destrucción de efectivo y creación de arte, Boneu había logrado un mural que no vale mil dólares, unas pequeñas quimeras hechas con retacería no sólo de la divisa estadunidense, sino de billetes de otros países, y unas reproducciones de mayor formato.

Dichas obras integran la muestra Instrucciones para destruir el dinero, la cual se expone, hasta el 23 de diciembre, en la galería Hilario Galguera (Francisco Pimentel 3, colonia San Rafael), pero como una paradoja más, no todas están a la venta, porque tienen valor, pero no precio.

En todo caso, el artista dice que podría aceptar una especie de trueque por las quimeras y, por el mural, 100 mil dólares triturados por el propio comprador. Las reproducciones sí están a la venta.

Han sido para él meses intensos, pues su pareja se alejó, varios amigos le dijeron que lo suyo era una locura y el casero no ha dejado de hostigarlo. En ese tiempo llevó una bitácora de trabajo, base de un catálogo, en la que incluso llegó a momentos de duda, como en el día 45, cuando escribió: Al principio creí estar seguro de lo que hacía; de su significado y de su supuesto alcance artístico. Ahora, no tengo la misma certeza.

O a momentos de reflexión, con más preguntas que respuestas, como en el día 112: Veo pasar a la gente en la calle y pienso: ¿qué dirían si supieran que, mientras se esfuerzan en conseguir dinero, yo trituro mis ahorros?

–Al parecer se metió en un laberinto al explorar desde el arte el paradójico mundo del dinero –se le comenta luego de un recorrido.

–Empezaron a multiplicarse las preguntas y tuve cada vez menos certezas sobre qué estaba haciendo y por qué lo estaba haciendo: si realmente tenía algún valor artístico, si valía la pena o era inútil. No es que haya llegado a muchas respuestas, pero me sirvió para poder relativizar lo que consideramos inútil de lo que no lo es.

En realidad hacemos un montón de cosas inútiles que tienen mucha más reputación que destruir dinero. Pero no creo que, aunque aparentemente sea más útil talar un bosque, sea menos inútil que romper plata. Sí fue realmente un laberinto, y un laberinto de donde no he salido todavía.

–Al cuestionar al dinero te vas a las entrañas del sistema. ¿Es una confrontación, una exploración?

–Sí, es una confrontación y una exploración personal, aunque no sé adónde voy. Lo único cierto es que estoy invitando a que pensemos, a tener interlocutores y a poder hablar de esto, de este supuesto sobre el que todos acordamos, que cruza la ley de todo, que es como una gran matrix, incuestionable. ¿Qué pasa, de dónde viene, por qué le estamos dando todo nuestro tiempo, qué valor real tiene? A veces le pregunto a la gente: “¿Qué harías si no tuvieras que ganar plata? ¿Si no tuvieras que conseguir dinero, harías lo que haces? Y la mayoría me responde que no.

–¿Podrá dar marcha atrás en un momento dado? Por ejemplo, de alguna manera va por un camino paralelo al del mercado del arte, también vinculado al dinero.

–He vivido y vivo muchas contradicciones, porque existo en un sistema en el que pago la renta, tengo que comer, y porque tampoco creo poder apartarme de esto, estar afuera. Si hay una transformación viene de adentro. No puedo decir: este es el camino, la solución. No sé si esto me da un espacio de libertad, porque sigo en la contradicción, pero sí un espacio para experimentar: ¿Qué pasa cuando a un coleccionista le dices que esta pieza no la puedes comprar? Tenemos que llegar a otro tipo de acuerdo.

–¿Qué es el dinero para usted? –piensa varios segundos y responde.

–Una ilusión. Es algo que mientras lo tenemos, es como un motor. Pero cuando nos detenemos nos damos cuenta de que en realidad ese motor no existe, no es real. Lo real son el tiempo, los objetos, las personas.