Buenos Aires, 14 de diciembre. El dramático hallazgo de 15 cuerpos quemados durante una excavación en un centro Clandestino de Detención de la pasada dictadura militar (1976-1983) en Tucumán, conmovió hoy a esa provincia, donde miles de personas resultaron víctimas del terrorismo de Estado.

La fosa común se encontraba en el ex arsenal militar Miguel de Azcuénaga donde funcionó el mayor centro clandestino de detención y exterminio de esa provincia en el noroeste del país, ya castigada en 1975 por el contrainsurgente Operativo Independencia, que dejó otra cantidad de víctimas e inauguró allï tempranamente la modalidad de esos temibles centros.

Los restos óseos estaban calcinados y había también cuerpos completos parcialmente quemados, en diferentes posiciones, varios de ellos atados en las extremidades superiores, algunos con presencia de proyectiles de arma de fuego y vainas asociados directamente, informaron fuentes judiciales del lugar.

Asimismo se encontraron proyectiles de armas de fuego, restos de ropa y calzado.

No es el primer hallazgo de estas características en el ex arsenal Miguel de Azcuénaga. En marzo de este año se detectaron restos óseos y paredes quemadas.

De acuerdo al peritaje posteriormente a la quema de cuerpos, se habría usado una excavadora para removerlos y rellenar el lugar, tratando de ocultar los crímenes y garantizar la impunidad.

Según la reconstrucción de la justicia, los detenidos llegaban al galpón número 9 del arsenal Miguel de Azcuénaga y eran llevados a trincheras donde los fusilaban y quemaban junto con otros elementos, como su documentación. Fueron encontrados en el lugar también restos de libros policiales.

Cuando llegaban los secuestrados al galpón eran ubicados en tabiques de 1.5 metros cuadrados, algunos esposados a la pared y se estableció que por el lugar pasaban unas 40 personas por día y que alrededor de 900 a mil estuvieron en ese centro clandestino.

Precisamente se excavaba en el lugar en busca de restos de víctimas, la mayoría de las cuáles fueron ejecutadas por órdenes o por mano propia, por el recientemente fallecido general Antonio Domingo Bussi, condenado en varias causas a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad.

Sin embargo, por su edad y enfermedades, sin mostrar jamás arrepentimiento alguno, murió en detención domiciliaria.

Bussi solía disparar personalmente tiros de gracia en la nuca de los prisioneros después de interrogatorios y torturas, El general que había estado en la guerra de Vietnam especialmente invitado por Estados Unidos, desafió a los jueces que lo juzgaban y enfrentó a sus víctimas.

Recientemente fue identificado el cuerpo del ex senador provincial legislador Guillermo Vargas Aignasse, secuestrado en 1976 y hallado en otra fosa común en el año 2002.

Esa fosa común fue encontrada en otro centro clandestino de detención en esa provincia, el llamado Pozo de Vargas. Los restos pudieron ser identificados por las pruebas de ADN realizadas con restos de un pie encontrado en una media en el Pozo de Vargas, junto a otras víctimas.

Este caso fue clave en una causa que juzgó a Bussi y al general Luciano Benjamín Menéndez, por la desaparición de Vargas Aignasse y ambos fueron condenados a cadena perpetua en agosto de 2008 por violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad agravada, tormentos reiterados, desaparición forzosa, homicidio calificado, asociación ilícita y genocidio, todos cargos de lesa humanidad.

Rebelión policial

Fuerzas policiales de Infantería de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, se acuartelaron esta tarde en protesta por el despido de seis colegas incluyendo un subcomisario, suspendidos por una represión, que dejó a varios jóvenes de una organización peronista La Cámpora heridos, dos de ellos seriamente.

Esto sucedió en momentos en que reasumía su cargo el gobernador del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, relecto en las pasadas elecciones de octubre.

Los manifestantes reprimidos estaban invitados para ocupar un palco, cuando se encontraron a la entrada con un cordón policial que no les permitió pasar, produciéndose un enfrentamiento que llegó hasta el interior del recinto del Senado .

El vicegobernador Gabriel Mariotto, quien asumió ayer su cargo calificó como un bochorno los incidentes dentro de la legislatura, mientras las autoridades afirmaban que no se cederá ante presiones y extorsiones policiales. El gobierno había ordenado una investigación policial interna y mientras tanto separó a los responsables.

Los policías no se mostraban dispuestos a ceder y unos 150 estaban acuartelados esta tarde, pero en la noche decidieron deponer la medida a la espera del resultado de la investigación.