Óscar Chávez recibirá el galardón en el rubro de Artes y tradiciones populares
Tengo más cosas por hacer que criticar a políticos de quinta
La mejor defensa contra el caos en México es persistir en ser quienes somos, recomienda
Para crear no me agarro a cachetadas con las musas, manifiesta el músico a La Jornada
Sábado 10 de diciembre de 2011, p. 3
Es un trovador, un cancionero con más de 40 años de experiencia que ha promovido parte de la música popular mexicana y ha sido solidario con causas como la del movimiento zapatista de Chiapas. Aunque se inició como actor en el teatro y en el cine (en la película Los caifanes, de Juan Ibáñez).
Destacado por parodiar con sus composiciones temas sociales, dice que ahora ya no tiene tiempo para criticar con sus letras a políticos de quinta, como los actuales
y que nunca se ha agarrado a cachetadas con las musas
para componer.
Es Óscar Chávez, quien recibirá el institucional Premio Nacional de las Ciencias y Artes 2011 (junto con otros destacados nombres), pero quien acepta en entrevista con La Jornada que el premio más poderoso es el reconocimiento de la gente, porque a lo largo de ese tiempo he percibido que todo lo que he hecho no es en vano
.
La canción, herramienta poderosa
Chávez estudió teatro en la escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, en la academia de teatro de Seki Sano, así como en teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tiene más de 20 títulos de discos y un sinfín de proyectos artísticos.
Respecto del galardón que entrega el gobierno federal, manifiesta: “La parte más positiva es que tengo proyectos, trabajo, y eso alimenta la posibilidad de seguir haciéndolo: proyectos que estaban en salmuera. Me dan la alternativa de hacer lo que me gusta, por el apoyo y la parte económica, que te da libertad para hacer cosas. Aunque no va a cambiar en nada. Lo bueno es que te toquen (los premios) con cuerda para hacer algunas cosas.
El reconocimiento, hablando en serio, es seguir activo en mi oficio, tener cosas qué hacer y darme cuenta de que la gente va a donde te presentas. Por eso, la mejor defensa contra todo lo que sucede tan triste y tan caótico en México es seguir siendo quienes somos y hacer lo que hacemos como ciudadanos, para que no nos espanten las cosas, y seguir adelante para que este país puede mejorar. Sería maravilloso que se ampliara el premio a más creadores, o que cada estado tuviera una universidad, por ejemplo.
Chávez, autor de piezas emblemáticas como La casita y Por ti, es un creador que no tiene pelos en la lengua, coloquialmente hablando. Nunca se le ha censurado, argumenta, ni siquiera a sí mismo.
Siempre he cuidado en la medida de lo posible no ser utilizado, por así decirlo, para una política en especial, como panfleto, aunque sucedan cosas que no están a tu alcance.
–¿Cuándo decidió hacer canto político?
–Me han querido etiquetar como cantante de protesta, pero no. Bueno, no y sí. No es nada nuevo, porque ese canto existe desde que existe la canción en México; es una tradición, porque la canción es una herramienta poderosa que sirve para opinar de lo que se te de la gana: de amor, ternura, odio, catarsis… para hacer juicio o una crónica, una narración, una lírica amorosa, pero también puedes criticar, burlar e insultar a través de ella. No importa que me etiqueten, para eso sirve la canción.
Chávez ofreció su primer concierto en la Facultad de Medicina de la UNAM en 1961 y lo primero que grabó en una placa fueron corridos políticos tradicionales. “Eso fue lo primero que hice de contexto político. Fue en el sexenio de (Luis) Echeverría, y eran parodias políticas (cuya portada del disco la hizo Rius). Lo grabé en vivo, en el Teatro Blanquita, en 1976. Pero seguí haciendo cabaret político. Ahora tengo otras cosas qué hacer que andar criticando. No todo mundo merece ser criticado ni alabado, hay cosas que se dan. Tengo cosas, muchas otras qué hacer que andar criticando a políticos de quinta, de lo que estamos llenos en este país. Nunca he dejado de hace canciones, pero cada vez trato de no ser panfletario, obvio. Tratar de ser más reflexivo, que tus piezas no sean tan efímeras, porque cuando criticas a un personaje o hecho, se van pronto. La canción no permanece. Pero cuando una canción perdura, el primer sorprendido soy yo puesto que no hay recetas para hacer canciones que trasciendan”, comenta el llamado Estilos.
Chávez sabe que hay de todo en la viña del señor. Opina: “Hay a quien no le caerás bien, pero la experiencia de cantar en todo tipo de ámbitos y situaciones te da la fuerza para seguir. A mí me ayudo mucho la educación teatral para perder el miedo de enfrentar al público, para lograr romper la llamada cuarta pared. En el diálogo emotivo es la mayor satisfacción que puedas tener: cuando la gente se siente a gusto, lo que se llama retroalimentación, que es un placer. Las circunstancias me han llevado a dedicarme a la música, que implica muchas dificultades, es menos complicado que hacer teatro, que es colectivo, se necesitan condiciones. En la música vas solo. La televisión: qué lástima, mejor huyes, porque es un aparato muy poderoso. En México es un fenómeno que ha servido más para hacer cosas muy sin embargo, más que para algo positivo, valioso. Cosas extraordinarias de la televisión las cuentas con los dedos de una mano.
–¿Para usted qué es compartir?
–El afán de apreciar lo que tenemos, de amar lo que debemos amar.
Es lo que tenemos que defender, la identidad, lo bueno. No olvidar lo que somos y que podemos seguir.
Grabará disco con sones
–¿Ha cambiado su concepto del amor desde sus inicios como cantautor a la fecha?
–No se me ocurre pensar otra cosa que decir, pero el amor es la mayor energía que puede contener el ser humano. No hay mejor combustible para hacer lo que sea. No hay que olvidar que existe. Hay una frase sobada, pero no mala: el amor es una soledad compartida.
–¿Qué es el odio para Óscar Chávez?
–La estupidez humana. Aparte de ocioso, triste y muy fatigante. Bertolt Brecht dijo un día al observar unas máscaras de teatro kabuki japonés que la del odio era muy fatigante. Por eso, qué trabajo ser odioso, que te odien y odies.
Óscar Chávez es un artista que se alimenta de lo que ve y siente. De su país y su ciudad.
–¿Extraña algo de la ciudad de México?
–Pues, la que viví de muchacho ya me la hicieron pedazos, no existe más.
El poeta Tomás Segovia decía que no tenía añoranza de España, pero sí de la ciudad de México de los años 40, una urbe hermosa, habitable, generosa y cordial. Hoy, horror, pero la ciudad sigue siendo mía; no dejo de salir a las calles, nomás eso faltaba, pero ya es una ciudad abrumadora.
Óscar Chávez afirma que en su proceso creativo no hay recetas. No las tengo. No me agarro a cachetadas con las musas para nada. Trabajas. La creatividad es 10 por ciento y el otro 90 es trabajo. Son más cosas las que se te quedan en el tintero que las que sacas
, comenta.
Ahora, con Héctor Morales (parte de ese grupo de extraordinarios músicos que lo han acompañado por años en sus conciertos) tiene el proyecto de editar un disco de sones antiguos de Jalisco y Colima.