La FBI investiga la autenticidad de 16 cuadros de pintores como Rothko y De Kooning
Todo comenzó con el cierre de la prestigiada galería Knoedler
Figura en la lista Untitled, de 1950, lienzo de Jackson Pollock por el que se pagaron 17 millones de dólares en 2007
Viernes 9 de diciembre de 2011, p. 5
Nueva York, 8 de diciembre. El ámbito del arte en Nueva York se encuentra en estado de shock: la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) sigue el caso de 16 obras de artistas como Jackson Pollock, Willem de Kooning o Mark Rothko, que podrían ser falsas.
Todo comenzó con el cierre de la reputada galería Knoedler, y podría convertirse en uno de los mayores escándalos en el panorama artístico.
La noticia cayó como una losa: el miércoles de la semana pasada, Knoedler anunció su cierre, tras 165 años. Dos días más tarde, el gestor de fondos de cobertura Pierre Lagrange, residente en Londres, interpuso una querella contra la galería y su ex presidenta Ann Freedman ante un tribunal de Nueva York. El motivo: el cuadro de Pollock, Untitled (1950), que Lagrange adquirió en 2007 de Knoedler por 17 millones de dólares, podría ser una falsificación.
Galerías y galerista en la mira
Después de que casas de subastas como Christie’s y Sotheby’s lo rechazaron, Lagrange encargó una investigación del lienzo. Según el diario The New York Times, los estudios dieron como resultado que dos de los colores habían sido creados tras la muerte de Pollock.
Y lo que es peor: según el rotativo, la FBI analiza la autenticidad de un total de 16 obras de arte moderno. De confirmarse las sospechas, sería uno de los mayores escándalos de falsificación de arte en la Nueva York. Además de la galería Knoedler, en el punto de mira están la reputada galerista Freedman y la galerista de origen mexicano Glafira Rosales.
De sus almacenes son las obras de importantes referentes del expresionismo abstracto desconocidas hasta entonces y que aparecieron en el lapso de unos 20 años en Long Island.
La galerista afirma que provienen de la herencia de un misterioso coleccionista –presuntamente un comerciante de azúcar mexicano–, que solicitó anonimato.
Pollock, De Kooning, Rothko, Richard Diebenkorn y Robert Motherwell son algunos de los nombres con los que los conocedores se emocionan. Según el New York Times, hace años que se dan casos dudosos aislados. Expertos como Freedman o Julian Weissmann, que por encargo de Knoedler negoció con obras de Motherwell, han estado varias veces en la mira de investigaciones, pero nunca habían llegado tan lejos como ahora. O terminaban en un acuerdo, como en el caso de una denuncia sobre un Motherwell de la Dedalus Foundation.
Mientras los abogados de Freedman y Weissmann rechazaron contestar las preguntas de Dpa, el de Rosales, Anastasios Sarikas, considera que su cliente es víctima de todo este caos. Las galerías deberían realizar los informes de las obras, pero sólo quieren poder vender algo. En este caso, a Glafira Rosales se le está culpando injustamente
, afirmó.