ara los 50 mil habitantes del pueblo de Xilitla, San Luis Potosí, ser declarado pueblo mágico es una inmensa alegría, lo mismo que para el gobierno de Fernando Toranzo Fernández y para Luis Nava, de la ilustre estirpe de los Nava, hijo del doctor Salvador Nava y de doña Conchita Calvillo de Nava, quien tanto hizo por los zapatistas.
Edward James y Leonora Carrington también deben estar bailando un quick step inglés de gusto, entre las lianas y orquídeas de Xilitla o bañándose en una de las pozas en compañía de Max Ernst y de René Magritte del gusto porque se le hace justicia a este pueblo maravilloso de raíces indígenas creado por los huastecos. Junto a ellos han de abrazarse y bailar un son huasteco los tigrillos, los coyotes, las serpientes y los lagartos, hijos del cocodrilo que Leonora dejó para siempre en el Paseo de la Reforma.
Bajo los encinos, los pinos y los liquidámbares, los arroyos de la época de lluvias vienen directamente del río Tancuilín y ahí se detuvo el pintor inglés Edward James para crear el mejor poema de su vida.
Las pozas de Xilitla están en espera de ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. México tiene 27 sitios con el estatus de patrimonio cultural y cuatro de patrimonio natural, que van desde los centros históricos de Puebla, Zacatecas, Guanajuato, Morelia, Querétaro, el zócalo del Distrito Federal, la plaza más bella del mundo, y la casa-taller de Luis Barragán, además del campus central de Ciudad Universitaria hasta las zonas arqueológicas de Teotihuacán, Monte Albán, Uxmal, Chichén Itzá, Palenque, El Tajín, Mitla y otros que esperan turno.
Rivalizamos con San Marcos, de Venecia; Notre Dame, Versalles y las riberas del Sena, en Francia, y nos hemos vuelto tan amorosos como los polacos de Cracovia y Varsovia que más que ningún otro pueblo han dado la vida por su patria.
Seguramente el jardín de Edward James influyó para designar a Xilitla pueblo mágico, pues la comunidad entera es un sueño surrealista, verde y húmedo que ahora muchos visitantes disfrutarán. Para el gobierno de Fernando Toranzo Fernández este reconocimiento es una pluma en su sombrero, como dirían Edward James y Leonora Carrington: a fea-ther on his hat que los olmecas clavan a cinco siglos de distancia en el estado de San Luis Potosí. Es de esperarse que esta limpia
barra fuera del estado la amenaza que en nuestro país significa la guerra contra el narcotráfico.