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El museo del juguete, resguardo de los tesoros de los niños de ayer

Roberto Shimizu exhibe 40 mil piezas de su colección en un inmueble de la Doctores

La idea es hacer un homenaje a los artesanos mexicanos, señala su guardador

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Trenes de hojalata forman parte de la muestra de 40 mil juguetes tradicionales guardados por Roberto ShimizuFoto Luis Humberto González
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Marionetas de trapo y madera forman parte de la muestra de 40 mil juguetes tradicionales guardados por Roberto ShimizuFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de diciembre de 2011, p. 41

Los objetos que hicieron feliz a Roberto Shimizu y que por mucho tiempo mantuvo almacenados comenzó a exhibirlos hace cinco años en el Museo del Juguete Antiguo México, del cual es fundador y director. La historia asociada a los objetos atesorados por el guardador, como él se define, no ha sido exclusiva: cientos de personas que lo han visitado encuentran un espacio en el que pueden jugar con los recuerdos.

La colección de juguetes de Shimizu, hasta antes de 2006, sólo era conocida por familiares y amigos, pero como un homenaje a los productores de juguetes mexicanos, decidió abrir primero un pequeño local en los límites de las colonias Doctores y la Obrera.

En el edificio que comparte con la papelería La Primavera, abierta el siglo pasado por sus padres, ubicado en la calle entonces calle de Niño Perdido, ahora Eje Central Lázaro Cárdenas, y Doctor Olvera número 15, están varios de los juguetes que alegraron la vida de los niños de ayer: canicas de barro, trompos, baleros, muñecas de sololoy y porcelana, carros de pedales, trenes, pistas de carreras, todos hecho por jugueteros mexicanos de 1900 a 1970, objetos que muestran creatividad, ingenio, trabajo y esfuerzo que permitían a los menores usar la imaginación.

El museo, como lo describe Susana Ramírez, joven que recibe a los visitantes, no es un espacio convencional. Está lleno de objetos de la vida cotidiana, con los que jugó el coleccionista. El espacio luce atiborrado debido a las 40 mil piezas que están en exhibición.

Cada una tiene su hábitat, como Shimizu llama a las vitrinas donde las exhibe. Están hechas con material de reciclaje de otros objetos, como el mostrador de una botica, la camilla de un hospital con dos anaqueles circulares que simulan dos edificios habitados por muñecos, algunas rocolas, cada una con juguetes relacionados.

También se recrean escenarios populares, como el salón Colonia, ya que destaca la máscara de un músico negro que empuña unas maracas. Esta escenografía es famosa por aparecer en varias películas mexicanas de mediados del siglo XX.

Para el coleccionista, quien prefiere que lo llamen guardador, el acopio de juguetes es un viaje en la historia del arte popular mexicano.

En el espacio están trenes industriales de Deses, la Barbie mexicana de Lili Ledy, conocida como señorita Bárbara y su pareja, Ricardo; aviones de Chicho, juguetes hechos de vidrio soplado, colecciones de luchadores, como El Santo, las marionetas donde también está Titino.

A sus 66 años, Roberto Shimizu, sigue con el juego y ha agrandado su colección en los mercados de chácharas. Con recursos propios ha mantenido el lugar y ha montado exhibiciones temporales, actualmente hay una de Cantinflas, su proyecto es cambiarse de lugar, pero sin salir de la Doctores, su colonia.

El museo abre todos los días; de lunes a viernes, de 9 a 18 horas; sábados de 9 a 16 horas, y domingos de 10 a 16 horas. La entrada tiene un costo de 50 pesos.