Nuevamente el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Emilio Chuayffet Chemor, desató la polémica en San Lázaro al decretar el fin de la sesión ordinaria por la evidente falta de quórum que propició la ausencia de 40 priístas que viajaron a Saltillo, Coahuila, para asistir a la toma de protesta del gobernador de esa entidad, Rubén Moreira, y el rechazo de panistas y perredistas a votar una reforma en materia ambiental, pretextando la ausencia de los representantes del Revolucionario Institucional.

La ya habitual mancuerna de panistas y perredistas en la Cámara de Diputados también capitalizó la escasa asistencia de priístas para reclamar que el tricolor mantiene congelados cambios a la Ley Federal del Trabajo.

Ayer, la sesión se inició con un diputado más del mínimo necesario (252) para el quórum, y la sesión se levantó con la presencia de sólo 170 en el tablero, cuando no habían transcurrido siquiera dos horas de trabajo.

El debate se endureció cuando panistas y perredistas pidieron, con ironía, que los priístas aprovecharan su viaje a Coahuila para obtener información sobre los 34 mil millones de deuda que dejó el actual presidente del PRI, Humberto Moreira

Nos van a descontar el día

La sesión transcurría con cierto orden, pero con un salón de plenos semivacío. Chuayffet sometió a discusión el dictamen con proyecto de decreto que adiciona la fracción XIII al artículo 96, de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos. Sin diputados registrados para debatir, el presidente de la Cámara sometió a votación el documento, y dos minutos después, al percatarse que el quórum para continuar la sesión era evidentemente insuficiente, decretó un receso de 15 minutos para recomponer y advertir a panistas y perredistas que deberían emitir su voto.

Al reiniciar la sesión, Chuayffet dio lectura al artículo 8 del reglamento interno: serán obligaciones de las diputadas y los diputados, asistir puntualmente a las convocatorias a sesiones y reuniones del pleno.

Asistir es una obligación. En la votación anterior muchos de los presentes no votaron. Incumplen el reglamento tanto los que no vinieron como los que viniendo no votan. Para determinar esa responsabilidad de ambos, pido a la secretaría elabore una lista con los presentes para después confrontarla con la votación electrónica y saber quién violó la ley.

Entonces, Vidal Llerenas (PRD) dudó del método de Chuayffet para ordenar las sesiones. En algunas ocasiones inmediatamente después que hay una votación, que no hay 251 diputados, se suspende la sesión; en otras, se dan 15 minutos, lo cual llama la atención, porque entiendo que se están aplicando criterios distintos. Además, ahora lo que usted va a hacer, que se haga una lista y se vea qué diputado votó, eso no se hizo en otras ocasiones. Ahora sí nos van a descontar el día.

Chuayffet recriminó al perredista: ojalá hablara usted con la mesura con la que hablan el diputado Ilich y el diputado Ríos Piter. Nadie habló de descontarle a nadie el día.

El vicecoordinador del PRI, José Ramón Martel, pretendió ponderar el trabajo de Chuayffet, pero colocó a éste en aprietos al acusar al PAN y PRD de bajeza por utilizar el argumento de la ausencia de sus correligionarios.

Presionado, Chuayffet también le reviró a Martel: sólo agrego que también son responsables de este marasmo quienes se fueron a Coahuila y no asistieron a la sesión.

Con dureza, Porfirio Muñoz Ledo ironizó: Lo felicito por su agilidad parlamentaria, presidente. Perdón, presidente a veces y prefecto otras. Estamos rompiendo el quórum por una razón política y por una razón jurídica, ninguno de estos dictámenes tiene importancia. Estamos legislando bolas de humo.

El presidente de la mesa directiva se encolerizó y replicó a Muñoz Ledo: No propague lo que dijo el diputado Vidal Llerenas como suyo y no como mío. Yo estoy tratando de ver quién se excusa de votar porque no puede hacerlo.

Muñoz Ledo respondió a Chuayffet: Presidente, no más falta de respeto. Yo no le voy a faltar al respeto, Emilio. Pero si usted quiere debatir conmigo en ese ejercicio de doble personalidad que tiene a veces, bájese a discutir, no me conteste desde ahí. Se lo digo imperativamente: de ahí no me contesta.

Finalmente y tras una serie de gazapos y del encono que se generó en torno a Emilio Chuayffet, éste decreto el fin de la sesión por evidente falta de quórum.