El escritor presentó su libro Los trapos sucios, en la FIL de Guadalajara
En 50 años nuestro idioma que sólo se usaban en iglesias y cocinas saltó a la modernidad, dice
Viernes 2 de diciembre de 2011, p. 6
Guadalajara, Jal., 1º de diciembre. Dos escritores vascos acaban de publicar un par de novelas que, una más, otra menos, tienen que ver con la historia del grupo terrorista ETA, en momentos en que éste anunció, hace poco más de un mes, el cese definitivo de la lucha armada.
Se trata de Anjel Lertxundi, con Los trapos sucios, y de Fernando Aramburu, con Años lentos. Lertxundi (Orio, 1948) es más conocido, vive en el País Vasco o Euskadi y ganó el Premio Nacional de Ensayo de España 2010 con Vidas y otras dudas.
Aramburu (San Sebastián, 1959) radica en Alemania desde hace más de 20 años y apenas este lunes fue anunciado ganador del séptimo Premio Tusquets Editores de Novela, por Años lentos.
Ambos provienen del país del euskera, lengua hablada por cerca de un millón de personas, tan antigua que se considera como preindoeuropea
y cuyas raíces aún son un misterio. Y ambos participan en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
El País Vasco cuenta con una industria editorial diversa y en crecimiento, con una producción de mil 500 títulos al año en su lengua y que incluye las traducciones al y desde el euskera, además de constantes premios literarios.
Por ello, Anjel Lertxundi considera en entrevista que el euskera y la cultura vasca experimentan un renacimiento.
Prácticamente en una generación, 40 o 50 años, hemos pasado de tener una lengua absolutamente arrinconada y que sólo era de uso en las iglesias y cocinas de nuestras casas, a dar el salto a la modernidad.
Lertxundi presentó en la FIL Los trapos sucios (Etxeko hauta) y, en otro momento, con el editor y traductor Jorge Giménez y la escritora y filóloga Maria José Olaziregi, participó en la mesa Literatura vasca actual y su traducción: retos de futuro.
También es autor de Otto Pette (traducida como Las últimas sombras) y de El huésped de la noche (editado por Alfaguara). Este novelista, cuentista, crítico literario, periodista y guionista de televisión ha escrito además para niños y jóvenes además de haber incursionado en el cine como escritor y director.
En Los trapos sucios (editado por Alberdania), Lertxundi presenta la historia de un adolescente que en los años 90 del siglo pasado se adentra en el mundo de la violencia política de ETA por emdio de su vínculo con uno de sus comandos armados.
Ya adulto, el protagonista ha decidido que le hará una confesión a su padre, antiguo miembro de la administración franquista que ahora sufre de Alzheimer. A su vez, éste nunca le habló a su hijo de la Guerra Civil española ni de la dictadura, pues siempre mantuvieron una relación distante.
Más que una confesión, es una autoconfesión, un confesarse a sí mismo e indagar en los territorios difusos en los que participó 20 años antes, en unas circunstancias que quiso olvidar
, señala Lertxundi. Lo que pasa es que la memoria siempre, igual que el cartero, vuelve a llamar, incluso más de dos veces
.
En 1975, tras la muerte de Francisco Franco, recuerda el escritor, toda aquella generación de franquistas que hicieron posible la dictadura durante 40 años, todavía es el día que no ha pedido perdón. Vino la transición democrática y se hizo tabla rasa del pasado
.
En las palabras de Lertxundi se percibe una paradoja y un simbolismo: la imposibilidad presente del diálogo padre-hijo, aunque ahora éste lo busque, y la ausencia de diálogo y de rendición de cuentas entre la España de la dictadura y la de la democracia.
–Esta novela se publica en el momento en que ETA decidió abandonar las armas.
–Se ha dado esa circunstancia. Siempre insisto en que la verdad histórica y la verdad literaria no tienen que coincidir, ni cronológicamente ni en la narración de los hechos. Se ha dado la casualidad, yo creo que afortunada.
–A lo mejor están fuera de su alcance esas coincidencias.
–Efectivamente –dice y ríe–, son inevitables. Si hubiera sabido que esas circunstancias históricas se iban a producir, quizá hubiera dejado de escribir la novela, no me hubiera interesado ni a mí mismo.
–Hay muchos motivos para condenar la violencia de ETA, pero también ha habido represión del Estado español hacia el independentismo vasco en general.
–Ante la violencia armada de ETA, por supuesto que ha habido también unas demasías nada democráticas por parte del gobierno español, como en la época de Felipe González, con los grupos paramilitares, los GAL. Son lados oscuros a los que muchas veces recurre la democracia.
Incluso las democracias más acendradas tienen siempre esa tentación de recurrir a vías nada democráticas. Las prisas siempre son muy malas consejeras, porque después, al final, pasan factura. Y a quien pasa factura es siempre a la democracia.
Posibilidades de independencia
Interrogado acerca de la demanda de independencia de diversos sectores del País Vasco, Lertxundi aclara primero que, en general, esta nacionalidad abarca tres áreas con situaciones diferenciadas: la comunidad autónoma vasca en sí, la parte de Navarra y la que se ubica en Francia. Y entonces asegura:
Hay condiciones suficientes, sociológicas, para que, no la totalidad del País Vasco, pero sí una parte, pudiera ser, en un momento determinado democráticamente en las urnas, independiente.
Sin embargo, agrega: Personalmente, soy partidario de que la independencia sería factible en la medida en que los tres territorios, las tres realidades políticas mencionadas, confluyeran en ello. Pero si es sólo una parte de esa realidad cultural que he mencionado entonces, no creo que contribuyera a nada positivo, ni incluso para el futuro del País Vasco
.
–¿Cuáles son las razones, las raíces profundas de la identidad vasca?
–Tratar de entender el problema vasco exclusivamente desde los términos sociológicos, políticos o económicos, e incluso históricos, es insuficiente.
“Sin la consideración de factores indentitarios, culturales, de parte de gran parte de la sociedad vasca –como la lengua euskera– y de la sensación de pérdida de esa identidad, difícilmente se puede entender el problema vasco.”
Tras comentar que la alternancia de un partido u otro en el gobierno español no ha influido de manera determinante en las características de la relación con el País Vasco, Anjel Lertxundi agrega que espera que la izquierda patriótica vasca, con representación política en el parlamento español, pueda encontrar un diálogo democrático ante el reciente regreso al poder del Partido Popular, encabezado por Mariano Rajoy.