e acuerdo con el censo más reciente en Estados Unidos, la pobreza continúa en ascenso y con ella la desigualdad en el país cuya economía es con mucho la más poderosa en el planeta. En los albores del siglo XXI, al mismo tiempo que la poderosa maquinaria de producción estadunidense genera riqueza también crea cada vez más pobres.
Dieciseis por ciento de la población total del país está en niveles de pobreza. Quiere decir que aproximadamente 49 millones de personas viven en una clara situación de desventaja económica con relación a sus conciudadanos. Por extensión, y por desgracia, según un estudio de la organización PEW, aproximadamente 29 por ciento de las personas que viven en la pobreza son de origen latino, de los cuales la mayoría son de procedencia mexicana. Las razones son diversas. Según un estudio presentado en la reunión de la Asociación Americana de Sociología, en 2002, la pobreza afecta más a este sector porque tiene que emplear una parte sustancial de su salario para pagar los servicios médicos y medicinas, y también porque la mayoría de ellos vive en California, uno de los estados del país en donde la vivienda es más cara.
El número de pobres entre quienes son originarios de México seguramente es mayor debido a que muchos de ellos no son incluidos en el censo. En un caso porque carecen de domicilio fijo y no hay forma que los encuestadores los incluyan en las estadísticas. En el otro, porque, en su calidad de indocumentados, no quieren que el gobierno sepa de su existencia. Algo de lo que tampoco dan cuenta las estadísticas son los niveles de pobreza entre los pobres. Uno de los indicadores que se toma en consideración para determinar el nivel de pobreza es el ingreso familiar. Como es sabido, los trabajadores indocumentados perciben salarios invariablemente menores al mínimo estipulado en la ley. Esto quiere decir que esas familias tienen un nivel aún más bajo que la mayoría de las que forman parte del estrato de los pobres.
El efecto de la crisis económica y el desempleo en Estados Unidos ha sido el empobrecimiento de amplios sectores de la clase media, pero más aún de quienes están en la base de la pirámide. No hay que ser muy perspicaz para imaginar que esta situación afecta aún más a los pobres más pobres. En este caso está buena parte de los indocumentados que proceden del sur del río Bravo. Tal vez lo más dramático es que en países como México las estadísticas demuestran que la pobreza es aún más terrible; en otras palabras, se habla de miseria. Cuando los responsables de la conducción económica del país dicen que México “está blindado” contra la crisis, seguramente lo hacen desde los reductos en los que vive el estrato privilegiado de quienes reciben la parte del león de la riqueza y organizan maratones de caridad para poder comulgar sin dejo de culpa. Por ello, no sería extraño que protestas como la Primavera Árabe y la ocupación de Wall Street se repitan en nuestro país. Habrá que preguntar si serán también pacíficas.