Sociedad y Justicia
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Autor de novelas, se distinguió por la descripción de la vida cotidiana de su entorno

Murió ayer el periodista y escritor Daniel Sada por insuficiencia renal crónica
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de noviembre de 2011, p. 35

El escritor y periodista mexicano Daniel Sada, murió este sábado a las 21:15 horas, a los 58 años de edad, en un hospital de la ciudad de México, víctima de insuficiencia renal crónica terminal.

La salud del narrador se había deteriorado en los últimos meses, pues carecía de servicios médicos para su tratamiento. Fue su esposa, Adriana Jiménez García, quien lo dio de alta en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), donde recibió los suministros para la diálisis y la comunidad intelectual y artística abrió una cuenta bancaria para pagar dicho tratamiento.

Autor de cuentos y de las novelas Porque parece mentira, La verdad nunca se sabe y Casi nunca, como narrador se distinguió por la descripción de la vida cotidiana de su entorno, incidiendo en la cultura popular de México.

Daniel Sada fue galardonado con el Premio Herralde de Novela en 2008. Egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, dirigió varios talleres de poesía y narrativa en el Distrito Federal y otras ciudades del país. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, del Instituto Nacional de Bellas Artes, del Fondo Nacional para las Actividades Sociales y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. En 1994 ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Considerado como una de las voces más originales de las letras mexicanas, la obra de Sada fue calificada barroca y tragicómica. El chileno Roberto Bolaño comentó que Daniel, sin duda, está escribiendo una de las obras más ambiciosas de nuestro español, comparable únicamente con la obra de Lezama Lima, aunque el barroco de éste, como sabemos, tiene la escenografía del trópico, que se presta bastante bien para un ejercicio de esa naturaleza, mientras que el de Sada sucede en el desierto.

Siempre tengo ánimo de escribir. Una cosa es que pueda y otra que no. Pero siempre me bullen las historias, siempre estoy pensando en las que podría escribir. Aunque ahorita estoy dedicado casi al ciento por ciento a mi enfermedad, expresó el escritor en una entrevista a La Jornada, a propósito de la publicación de la novela, A la vista.

El lenguaje fue uno de los aspectos más sobresalientes en la obra de Sada. Autores como Federico Patán, Eduardo Lizalde, Lauro Zavala, entre otros, han resaltado el dominio y las cualidades estilísticas del escritor.

En una entrevista concedida a principios de la década de los 90, Daniel Sada se refirió al perfil métrico de su narrativa como “un intento por recobrar las más viejas tradiciones españolas, como el romance, el sainete, la picaresca, géneros en que predominan el octosílabo y el endecasílabo.

Siento que la fonética natural está, en el principio, en el octosílabo: incluso las canciones populares, los corridos, los tangos están escritos en esta forma, es decir, a base de frases cortas y enfáticas, lo que a su vez permite una preponderancia de la sustentación sobre los calificativos.

El escritor nacido en Mexicali el 25 de febrero de 1953 publicó libros de relatos como Juguete de nadie y otras historias (1985) y las novelas Albedrío (1988) y Una de Dos (1994), llevada al cine en 2002.

Amante de la lectura y el lenguaje, la mayoría de sus textos los pensó muchos años, con excepción de la poesía, que es más inmediata. Sobre su escritura, en una ocasión Sada dijo que “para los relatos necesito de un proceso largo durante el cual modifico una y otra vez las historias, y decido vaciarlas cuando considero que nada hay que cambiar ni agregar.

Durante todo ese periodo, en mi libreta hago apuntes, bosquejos, historias y hasta los dibujos de los personajes. No dibujo bien, lo mío es la palabra, el lenguaje.

La literatura fue para Sada una aventura, en todo sentido, pero su prosa lo convirtió en el más inconfundible de los narradores de lengua española.