Martes 15 de noviembre de 2011, p. 7
El colorido, la forma fantástica y la picardía del lado místico, oscuro y salvaje de la imaginación y el ingenio mexicanos han dado lugar a la creación de alebrijes monumentales.
Se trata de criaturas que contienen el espíritu del arte popular nacional, 140 de las cuales recorrieron este domingo, en caravana, calles aledañas e instalaciones del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en lo que fue el primer Desfile de Alebrijes Monumentales en Zacatenco.
Con la Banda de Marina al frente, el desfile fue encabezado por tres alebrijes politécnicos, producto, por primera vez, de la ingeniería mecánica, la artesanía y la fantasía: el P-ESIME Pezadilla, el Aguiburro y el Cyberburro.
Detrás de ellos siguieron decenas de figuras, las cuales participaron el pasado 22 de octubre en el quinto Desfile y Concurso de Alebrijes Monumentales organizado por el Museo de Arte Popular (MAP), que permanecieron en exhibición alrededor del Ángel de la Independencia y el Zócalo capitalino.
El recorrido abarcó las avenidas Instituto Politécnico Nacional y Juan de Dios Bátiz, para luego internarse en las instalaciones del IPN, por la calle Manuel de Anda, hasta salir a la avenidas Wilfrido Massieu y Luis Enrique Erro, para volver al Politécnico y terminar en el estadio Wilfrido Massieu.
Aunque los espectadores eran pocos, el entusiasmo de niños y adultos fue significativo, pues sorprendidos admiraban las monumentales criaturas y echaban a volar la imaginación, para adivinar a qué se parecen
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Algunos estudiantes del IPN lamentaron que cerca de 50 por ciento de la ruta se hizo dentro del circuito del IPN, donde la gente de la calle no tiene acceso y tampoco alumnos, por ser domingo.
No obstante, el ánimo se conservó hasta llegar al estadio Wilfrido Massieu, al que entraron además de los tres alebrijes construidos por alumnos del Politécnico; el primer, segundo y tercer lugares del quinto Desfile y Concurso de Alebrijes organizado por el MAP: Alebrigenia, de Raúl Rosas, Nostalgia-Época de oro, del colectivo CEMUAA, y Encuentro Místico, del Taller Manticora, respectivamente, acompañados por el Bacaanda Huati, del Grupo Azteca, que fue reconocido con el Premio del Público en el mencionado concurso.
Los más de 130 alebrijes restantes permanecieron, uno junto a otro, sobre la avenida Luis Enrique Erro, a la entrada del estadio, a manera de monumental muestra, frente a cuyas piezas las personas se tomaban fotografías.