Chicago/Washington, 14 de noviembre. Las mujeres que fueron objeto de abuso sexual recurrente cuando eran niñas corren 62 por ciento más riesgo de tener problemas cardiacos en la adultez que las que nunca han sufrido esa experiencia, señalaron investigadores estadunidenses.

Los hallazgos, presentados en un encuentro de la Asociación Estadunidense del Corazón en Orlando, Florida, resaltaron los efectos físicos duraderos del abuso sexual en la infancia.

Gran parte del aumento del riesgo se relaciona con estrategias de supervivencia de las víctimas de abuso, como el consumo excesivo de alimentos y de alcohol, y el tabaquismo.

El principal factor que explica la relación entre el abuso infantil grave y la enfermedad cardiovascular adulta fue la tendencia de las niñas que sufrieron el abuso subir de peso durante la adolescencia y la adultez, indicó Janet Rich-Edwards, del Hospital Brigham de las Mujeres en Boston, directora del estudio.

El equipo de Rich-Edwards analizó datos de un estudio sobre más de 67 mil enfermeras. El 9 por ciento de esas mujeres habían reportado abuso físico grave y 11 por ciento, haber sido violadas en su niñez o adolescencia.

Los autores hallaron que los episodios reiterados de sexo forzado en la infancia o adolescencia se traducían en 62 por ciento más riesgo de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares más adelante en la vida.

Violencia física

La violencia física también tuvo lo suyo. Las mujeres que habían sido golpeadas en su juventud tenían 45 por ciento más riesgo de problemas cardiacos.

No se registró mayor riesgo cardiaco en las mujeres que informaron de violencia física o abuso sexual leve a moderado.

La mayor parte del efecto se vinculó con mayores tasas de obesidad, tabaquismo, consumo de alcohol, hipertensión y diabetes, que representaron 41 por ciento del aumento del riesgo de problemas cardiacos entre las mujeres que habían sido víctimas de violencia física y 37 por ciento de la asociación con el abuso sexual, indicó el equipo.

Los resultados sugieren que la violencia física y el abuso sexual graves son factores de riesgo significativos de enfermedad cardiaca a futuro, y que las mujeres y sus médicos deben tomar medidas para reducir ese riesgo.

Debemos aprender más sobre intervenciones sicológicas, médicas y de estilo de vida para mejorar la salud de las sobrevivientes de abuso, señaló Rich-Edwards en un comunicado.

Por otro lado, en la reunión anual de la asociación se presentó un estudio que reporta que la limpieza de boca regular no sólo brinda una sonrisa más radiante, sino también ayuda a reducir el riesgo de infarto o derrame cerebral. Los resultados de la investigación fueron publicados simultáneamente en el New England Journal of Medicine.

Los científicos encontraron que las personas cuyos dientes fueron limpiados por un dentista o profesional tenían 24 por ciento menos de riesgo de sufrir un ataque al corazón y 13 por ciento menos de sufrir un derrame que aquellos que nunca se habían realizado una limpieza bucal con un dentista.

El estudio, que se efectuó en el hospital general de veteranos de Taipei, en Taiwán, tomó muestras de más de 100 mil personas, a las que se siguió durante 7 años.

Los científicos consideraban las limpiezas dentales frecuentes si ocurrían al menos dos o más veces en dos años y ocasionales si sucedían una o menos de una vez cada dos años.

La limpieza profesional dental parece reducir la inflamación causada por el crecimiento de las bacterias que puede conducir a infartos o derrames cerebrales, dijo la doctora Emily (Zu-Yin) Chen, cardióloga en el hospital de veteranos.

Asimismo, los hospitalizados por un infarto o fuerte dolor en el pecho corren menos riesgo de muerte o recaída con un nuevo anticoagulante, Xarelto, de los laboratorios Johnson & Johnson y Bayer, concluye un ensayo clínico publicado por el New England Journal of Medicine.

Sin embargo, el Xarelto –rivaroxabán, nombre de la molécula–, que es administrado oralmente y se combina con un anticoagulante estándar, provoca mayor riesgo de hemorragia que los otros tratamientos que impiden la coagulación de la sangre, destacaron los autores de este estudio clínico, publicado en la versión de Internet del periódico.

Los investigadores estudiaron los casos de 15 mil pacientes hospitalizados tras padecer una crisis cardiaca o angina de pecho inestable, en varios países.

Un grupo de estos enfermos seleccionados al azar fue tratado con el Xarelto combinado con un anticoagulante estándar, mientras a otro grupo se le dio un placebo.

Los enfermos fueron estudiados durante más de un año, aproximadamente.

Los pacientes tratados con el Xarelto registraron 16 por ciento menos riesgo de muerte por infarto o de accidente vascular cerebral en comparación con los que tomaron un placebo.

El riesgo de muerte por cualquier otra causa bajó más de 30 por ciento con el Xarelto.

Los autores del estudio constataron también un mayor riesgo de hemorragia interna seria con este anticoagulante en comparación con los demás, pero no se registraron casos de muerte.