Danza y química, dos disciplinas que aparentemente no tienen relación, esta vez han sido reunidas para crear la propuesta artística titulada Kimiyá: reacciones químicas en movimiento.

Se trata de un espectáculo de danza que explora nociones esenciales de la química, como la evolución, la cinética y la sinapsis, entre otras, mediante diversas coreografías que fusionan tres estilos diferentes de baile: árabe, contemporáneo y tribal.

La coreógrafa Aline del Castillo, directora del proyecto, explicó a La Jornada que la idea de esta propuesta surgió al tomar como pretexto que este 2011 fue declarado Año Internacional de la Química por la Unesco. Decidimos experimentar en este tema para acercar al público de una manera lúdica y amena a las dos disciplinas, pues entendemos que la danza también es química y que ésta, vista desde tal perspectiva, es arte.

Diez bailarinas, integrantes de Khamsa, una escuela de danza árabe contemporánea, escénica y fusión, suben al escenario del teatro del Universum para representar “desde lo más pequeño que tenemos en el universo, que son los átomos, los protones, los neutrones, las células, la manera en que éstos se mueven, chocan y se transforman.

“Así como las reacciones químicas que suceden dentro del cuerpo humano, como la sinapsis, que es un proceso que se lleva a cabo en el cerebro, donde las neuronas se juntan y alteran la mente creando sensaciones como la euforia, la depresión, el amor.

Durante dos actos largos, subdivididos en escenas, las bailarinas pueden representar desde las partes elementales de la materia o la energía hasta seres humanos afectados por diversas sensaciones, detalló la coreógrafa.

Lenguaje universal

Aunque la temática y el lugar donde se presenta la puesta en escena parecen implicar sólo a estudiantes, profesores o personas involucradas con la materia, el espectáculo está dirigido al público en general.

Trabajar con un tema tan abstracto como la química desde la perspectiva en la que lo hicimos era algo completamente ajeno, pero de eso se trata, de experimentar, de buscar y, en esa búsqueda, no sólo de lenguajes de movimiento, sino también de conceptos, llegamos a la expresión de un tema como éste, en el que hemos tenido buenos resultados, pues las personas salen muy conmovidas, incluso algunos llegan a llorar, comentó la bailarina.

Esta propuesta escénica nos permite reafirmar la tesis de que la danza es un arte mediante el cual la persona puede humanizarse. A través de ella, vista como lenguaje universal, uno puede acceder a cualquier concepto. Después de ver la obra te quedas con una conmoción emocional importante, incluso eso ya es parte de las reacciones químicas, desde ahí estamos produciendo sensaciones en el público, ahí se cumple el objetivo muy claramente, aseguró.

Al Universum, indicó Aline del Castillo, le interesó el proyecto porque el tema tenía que ver con lo que ahí se expone, pero también está hecho de forma en que la gente se identifica como ser humano.

Una de las fórmulas para que la obra sea atractiva para el público, tomando en cuenta la complejidad del tema, es que es muy dinámica. Hay muchos movimientos, mucho desplazamiento escénico.

El vestuario, agregó, también es parte esencial para atrapar a los espectadores, pues así como el baile, los atuendos también son fusión. Tienen que ver con el cliché de la danza oriental, donde se maneja mucho brillo, lentejuelas. Por ser algo enfocado a la química, a las reacciones, a la luz, el color, te permite tener estos elementos vistosos, entonces también es un espectáculo muy llamativo.

Kimiyá: reacciones químicas en movimiento se presenta todos los sábados de noviembre a las 12 horas en el teatro del Museo de las Ciencias, Universum, de la Universidad Nacional Autónoma de México.