Al participar en el foro ¿Qué país queremos?, y el papel que juega el campo en este proyecto, organizado por el Senado, el coordinador de los senadores priístas, Manlio Fabio Beltrones, manifestó que el costo por haber entrado al mundo global de la competencia (TLC) sin haber previsto un diseño que volteó rápidamente cada uno de los parámetros sobre lo que se negoció con la crisis financiera de 1995 ha sido sumamente elevado para el campo mexicano.

Ante empresarios agrícolas, pequeños productores, financieros y legisladores, Beltrones advirtió: En el campo se viven las mayores condiciones de pobreza, y la caída drástica en la producción de alimentos está poniendo en riesgo nuestra soberanía alimentaria. Nuestros inventarios de alimentos disminuyen rápidamente. Se espera, por ejemplo, que al cierre del año sean los más bajos desde la Segunda Guerra Mundial, como proporción de cantidad de alimentos por habitante.

Sostuvo que sin subsidios suficientes, descapitalizado el campo con insumos caros y escasos, y con limitado acceso al crédito, el agro vive hoy en condiciones que han propiciado el abandono y la expulsión de miles de familias, que han migrado hacia las ciudades o hacia el vecino país del norte, todo ello en busca de mejores oportunidades o simplemente para poder sobrevivir.

Se pronunció por una nueva política para el campo, cuyo propósito central sea la seguridad alimentaria, basada en la capacidad de generar alimentos e ingresos que permitan a la población tener acceso a alimentos suficientes y de calidad. Es necesario emprender una nueva revolución verde en el campo mexicano.

En su intervención, el embajador de México ante la FAO, Miguel Ruiz-Cabañas Izquierdo, advirtió que para resolver los problemas agrícolas y del campo los mexicanos tenemos que decir cómo vamos a recuperarnos, porque los organismos internacionales sólo pueden dar apoyo técnico y financiero, pero los mexicanos tenemos que decir cómo vamos a cerrar la brecha entre los dos campos que hay en el país.

Explicó que México es la 14 economía más desarrollada del mundo, se ubica entre los 10 principales países exportadores e importadores, somos un país relativamente importante en el comercio mundial, recibimos 21 millones de turistas al año. Tenemos un ingreso per cápita de 14 mil dólares anuales, pero esos índices no reflejan la realidad interna del país, no dan cuenta de las grandes desigualdades que tenemos en el ingreso familiar y no dicen que hay 20 millones de mexicanos en pobreza y marginación en el campo.

Definió que una política de Estado en materia agropecuaria es atender a los millones de mexicanos que sufren pobreza y marginación en el campo, y es un reto no sólo del gobierno federal, es de los gobiernos estatales y municipales, para las empresas privadas, y para las organizaciones de la sociedad civil.

El senador Heladio Ramírez López dijo que la pobreza y el hambre que crecen en la geografía rural del minifundio no son producto de simples desajustes coyunturales sino de ciertas estructuras de dominación interna y de políticas públicas que han ido ensanchando la desigualdad.

Afirmó que miles de cabezas de ganado han muerto por la sequía sin precedente y disminuye severamente la productividad en el campo, es decir, se requiere un replanteamiento de fondo de las políticas para el campo.

Sostuvo que el TLC obligó a cambios drásticos en la ley. Cuando más se necesitaba la mano visible del Estado para apoyar radicalmente a los pequeños productores, la ideología de la privatización y la acumulación en pocas manos canceló la capacidad rectora el Estado.

El presidente del Senado, el panista José González Morfín, se pronunció por eliminar de la realidad del campo las prácticas del pasado, como el clientelismo, y las dádivas como medio de cooptar la voluntad de los individuos y las comunidades.