El legendario grupo reunió 45 mil personas en el Foro Sol
Jueves 10 de noviembre de 2011, p. 8
La noche del martes tuvimos una cita con el rock y no nos decepcionó. Ante 45 mil personas el legendario grupo Aerosmith ofreció un concierto que fue de menos a más, con un principio colorido, pero carente de vitalidad. La gente que asistió al Foro Sol respondía con entusiasmo a las insinuaciones de fuerza que daba el grupo; sin embargo, no se lograba dar ese paso que encendiera en masa los ánimos.
Ya había pasado la pertinaz y fría lluvia, también la caliente y festiva actuación de Tex Tex, que tuvo muy buena acogida del público. Estaba por llegar la banda de decenas de discos grabados, de millones de ventas de álbumes, de cientos de vitrinas con premios discos de oro-platino y con más de 40 años de historia.
Principio explosivo
El grupo empezó su concierto de forma explosiva; la pasarela de 20 metros que se extendía frente al escenario fue un brazo que sirvió en cierta medida para acercarse más al público de la nombrada zona Vip. Los primeros acordes de Joe Perry y los cantos de Steven Tyler se iniciaron precisamente en la punta de la pasarela. El resto de los músicos estuvo la mayoría del tiempo al fondo del escenario.
Steven ya no corre como antaño; nunca ha sido una piedra rodante, claro está, pero sí es uno de los mejores frontmen de la historia del rock. Aun así se atreve a reptar, a abrazar a sus compañeros, a cambios de vestuario y a cantar con fuerza con su enorme boca. Draw the Line, Love in an Elevator, Jaded y Janie’s Got a Gun son las primeras cucharadas de este brebaje llamado Aerosmith.
Al finalizar uno de sus cortes populares, Living on the Edge llegó muy temprano el solo de batería de Joey Kramer. Sin duda para dar oxígeno a los músicos. De hecho todos tuvieron su espacio para lucirse solos durante varios minutos, el bajista Tom Hamilton y los guitarristas Brad Whitford y Joe Perry; incluso éste también cantó. Lord of the thighs y Eat the Rich fueron preámbulo para Amazing, con unas morenazas de fuego bailando en la pantalla central, justo atrás de los músicos. Después vino un aparente ataque de tos del cantante, que solucionó con un ensordecedor eructo.
Emoción en aumento
La emoción fue en aumento, parecía que el concierto iba empezando. Una bandera mexicana cayó sobre Tyler, quien de inmediato se la colocó como capa; así cantó un rato súper Steven, ante la emoción de un público que aplaudía todo, disfrutaba todo y estaba por recibir lo mejor. Como una leve dosis de Jimi Hendrix en Red House.
Apenas habían pasado 13 temas y la banda estaba por despedirse; ejecutó tres clásicos de los videos: I Don’t Want to Miss a Thing, Cryin’ y Sweet Emotion. Desapareció un rato, pero regresó de inmediato con un gran tema: Dream on. Sobre la pasarela estaba el piano de cola blanco, Steven empezó a tocarlo y a cantar, mientras Joe, parado sobre el piano, ejecutaba su guitarra. Fue entonces que empezamos a levitar, magnífica interpretación de esta banda, que por fin dejó atrás el rock colorido para darnos lo que en verdad la ha convertido en gloriosa agrupación: un poco de boogie, un poco de rock y un mucho de blues. Train Kept A-Rollin’ y Walk This Away marcaron el cierre, pero fuera de programa la banda regaló un corte más, un rocanrol macizo, emotivo y enloquecedor: Mama Kin, rola de su primer disco, de sus primeros años, el sonido bostonaerosmithiano en todo su esplendor.
Atrás, muy atrás, habían quedado las luces rosas, las baladas top lista de popularidad… También atrás se sentían las severas diferencias entres estos músicos (sobre todo de Tyler-Perry), lo descalabros, las pesadillas compartidas. Atrás también quedaba la fría lluvia que bañó nuestros cuerpos; empezábamos así un nuevo día, pues el momento era ahora, un Aerosmith en su más pura expresión. Así terminó esta cita con uno de los clásicos del rocanrol.