París. Las protestas masivas que históricamente se veían en Francia contra los recortes presupuestarios parecen ser cosa del pasado, ahora que los franceses comienzan a preocuparse por la deuda y el déficit del país tras años de gastar sin mayor culpa. El segundo mayor banco de Francia que cotiza en bolsa, Societe Generale, anunció que recortará sus bonos y no pagará dividendos en 2011 para cumplir con nuevos requerimientos de capital más estrictos. Afectado por la deuda griega el banco reportó una fuerte caída de su ganancia en el tercer trimestre por cargos que incluyeron pérdidas por amortizaciones. Hace apenas un año, los sindicatos franceses realizaron una espectacular protesta contra una subida de dos años en la edad de jubilación, movilizando a cientos de miles de personas durante varios meses y bloqueando incluso el acceso a fuentes de gasolina en algunos lugares. Esta semana, la reacción a los anuncios de un segundo plan de austeridad en apenas tres meses fue con mucho menos explosiva. El plan es cualquier cosa menos tímido: prevé recortes por 18 mil 600 millones de euros durante los próximos dos años que apuntan contra los beneficios sociales que disfrutan la mayoría de las familias en Francia.