Caracas, 7 de noviembre. Venezuela y Cuba celebraron hoy la relección del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, mientras Estados Unidos, por medio del Departamento de Estado, hizo eco de denuncias de presunto fraude contra la oposición liberal y se declaró preocupado por los reportes de irregularidades en la jornada electoral del domingo.

Sin tomar en cuenta las afirmaciones de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), que ayer se quejó de impedimentos para supervisar 10 de 52 casillas electorales en el país, el secretario general del organismo, José Miguel Insulza, afirmó que en Nicaragua, ayer avanzó la democracia y la paz.

El presidente Hugo Chávez se comunicó por teléfono con Ortega para felictarlo por su contundente éxito en las urnas y ambos coincidieron en que el respaldo popular al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) constituye una victoria para todos los pueblos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), informó el ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela.

Desde Cuba, el presidente Raúl Castro felicitó a Ortega y le reiteró su voluntad de continuar profundizando las estrechas relaciones de amistad y cooperación.

El sandinismo se quedará 50, 70 ó 100 años más, afirmó a su vez Edén Pastora, uno de los líderes de la revolución de 1979, que un tiempo se distanció del FSLN, pero ha vuelto a respaldar el proyecto.

El Consejo Supremo Electoral declaró vencedor a Ortega con un millón 320 mil 619 sufragios; esto es, 62.65 por ciento, cuando se habían escrutado 85.80 por ciento de los votos.

Fabio Gadea, del Partido Liberal Independiente (PLI), quedó en segundo lugar con 652 mil 585 boletas, 30.96 por ciento, mientras los primeros datos oficiales mostraron que los sandinistas ganaron 47 de las 90 curules del Poder Legislativo unicamaral.

El portavoz del PLI, Eliseo Núñez, dijo que la contabilidad de su organización muestra un empate técnico, por lo que los liberales desconocieron el resultado, que calificaron de robo descarado.

Desde Washington, el Departamento de Estado dijo estar preocupado por los reportes de la prensa acerca de que durante las elecciones hubo irregularidades e intimidación a los votantes.