Habla el periodista sobre su reciente libro
Domingo 6 de noviembre de 2011, p. 15
Apoyado en sus recuerdos y en sus propios reportajes y entrevistas, Manuel Mejido acaba de publicar Con la máquina al hombro, un recuento de su vida periodística y al mismo tiempo una admonición para los practicantes de esta profesión: Quiero que los reporteros dejen la pantallita; no podemos permitir que los medios electrónicos y la tecnología superen a las personas. ¡Haz el periodismo con la máquina que tienes en la cabeza!
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Octavo libro en su haber, editado éste por Siglo XXI, Con la máquina al hombro es también la incitación de Mejido a reportear en la calle, en la brecha, en todos lados. No se puede uno quedar en una redacción encerrado. Eso ahoga las ilusiones, la creatividad. Hay que salirle a todo
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Mejido fue autor de numerosos reportajes y entrevistas en Excélsior antes del golpe contra la cooperativa, orquestado por el entonces presidente Luis Echeverría, el 8 de julio de 1976.
Gesticulante y apasionado al hablar, asegura jamás haber recibido un chayo (embute), porque nunca tuve mucha necesidad de eso y sí de realizarme
. Presume ser privilegiado, porque siempre llegué en el momento oportuno
. Y los menciona: primero, cuando me recibió Carlos Denegri, el mejor periodista de México en esa época; luego, al ingresar a Excélsior cuando el diario estaba cambiando su tradición proyanqui, conservadora y gobiernista, y don Manuel Becerra Acosta abría el periódico a un grupo de nuevos reporteros que veníamos empujando muy fuerte y teníamos muchas ganas de hacer cosas”.
A partir de ahí, insiste, recorrió el mundo y conoció el país porque siempre me gustó ser periodista; me rebelé contra los abusos del poder que hoy sigue en México todos los días y a todas horas
. En 1972, Siglo XXI recopiló sus reportajes sobre la realidad nacional en un libro llamado México amargo, del cual se cuentan ya, 16 ediciones.
En entrevista con La Jornada, Manuel Mejido aconseja a los reporteros: La nota hay que pensarla mucho antes de escribirla: rumiarla, como las vacas. Hacerlo así para que cuando uno esté ya frente a la máquina, sepa qué va a hacer y no sentarse a esperar la llegada de las musas
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Aunque ahora lamenta haber llegado a extremos de enajenación
por el periodismo, al grado de sacrificar la vida familiar, Mejido todavía se ufana de ello: Yo soñaba con cabezas (titulares), en cómo hacer el reportaje...
Según él, hoy no ve a tantos reporteros con ganas de comerse el mundo
como ocurría en su época. Pero insiste: el periodismo es una vocación para hacer y una ética para ejercer. El valor de un periodista es que no lo puedan comprar; debe ser un hombre de su época y de su entorno. Defender la integridad de la sociedad y evitar los abusos del poder.
Y aunque Con la máquina al hombro ya fue presentado en la librería Gandhi y en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, su interés es llevarlo a más centros donde hoy se forman los comunicadores para insistir: todos tienen lo mismo en la pantalla, pero los distingue el trabajo personal. Eso los hace mejores o peores
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