Bruselas, 5 de noviembre. Para muchos dirigentes europeos y economistas Grecia es la causa de todos los males europeos, pero en los últimos meses este pequeño país, que puede definir el futuro de la eurozona, también es considerado como una víctima sometida a medidas de austeridad inescrupulosas.

La tormenta se agravó esta semana cuando el primer ministro griego Giorgios Papandreou anunció su intención de someter a referendo el plan de rescate europeo de Grecia, pero horas después tuvo que retroceder, ante la presión de los europeos y de los mercados, incluso debió dar explicaciones ante el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Ángela Merkel. Incluso el ministro francés de Asuntos Europeos, Jean Leonetti, advirtió que si Grecia sale de la zona euro también sería excluida de la Unión Europea.

Las críticas prosiguieron y aumentaron las dudas sobre la capacidad de Atenas para cumplir con las demandas y planes exigidos por los europeos. No podemos dar la felicidad a los griegos si ellos no quieren, declaró el jefe de fila de los ministros de Finanzas de la eurozona, Jean-Claude Juncker.

Desde que Grecia ingresó en la eurozona, transgredió todos los principios de disciplina fiscal y, lo que es peor, ha maquillado todas sus cuentas, se quejó el ex ministro francés de Economía Jean Arthuis. Atenas reveló a finales de 2009 que había escondido la magnitud de su déficit durante años. A comienzos de julio, un informe de 19 economistas griegos reveló una economía disfuncional víctima de una corrupción rampante.

Evasión fiscal, sector público corrupto, economía poco dinámica con magras exportaciones y la mala costumbre en Grecia de vivir a crédito impulsada por su pertenencia a la eurozona, son algunas de las críticas contra el país.

Pero ya son varios los dirigentes y economistas que advierten que es inútil seguir tirando de la cuerda y que los griegos ya han pagado más que suficiente por esta crisis, con fuertes rebajas salariales y de jubilaciones, alzas en los precios de electricidad, transporte o el gas, y el desempleo técnico para decenas de miles de funcionarios con impuestos cada vez más elevados.

En esas asfixiantes condiciones, ya son muchos los economistas que creen que un camino hacia el crecimiento es imposible. El Fondo Monetario Internacional (FMI) vaticinó que Grecia, en recesión desde 2008, no registrará ningún crecimiento antes de 2013. Grecia no podrá tener más estabilidad con un programa basado en el asesinato presupuestario, advirtieron esta semana legisladores en el Parlamento europeo.

Economistas como el estadunidense Nouriel Roubini, considerado el gurú de la economía por haber pronosticado la recesión de 2008, consideran necesario que Grecia deje la eurozona y vuelva a su moneda, el dracma, como única manera de salir de la recesión.

El presidente del Instituto de Estudios Económicos Ifo de Munich, Hans Werner Sinn, advirtió que los griegos no tienen ninguna oportunidad de ser competitivos dentro de la zona euro. Tienen que reducir sus salarios a la mitad, aseveró el experto en el semanario económico alemán Wirtschaftswoche. Según el analista, la salida del país heleno del bloque es posible pese a que no exista base legal para hacerlo.