Sube apenas 0.6 por ciento en promedio por año en ese lapso; en los 80 crecía 3%
El indicador ha perdido tanto terreno que es menor incluso al que existía en EU en 1870
Los pasados 30 años son el tercer y largo periodo de estancamiento económico
, califica
Domingo 6 de noviembre de 2011, p. 23
El ritmo de crecimiento del ingreso por habitante en México se desplomó 80 por ciento en las pasadas tres décadas, en comparación con el registrado antes de la crisis de la deuda en los 80, indica una investigación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El producto interno bruto (PIB) per cápita, considerado como el indicador más general sobre la distribución de la riqueza de un país entre su población, apenas ha crecido en promedio 0.6 por ciento por año de 1980 a 2008, precisa, en contraste con el aumento de 3 por ciento reportado antes de dicho periodo.
Incluso refiere que tal indicador ha perdido tanto terreno en México que es más bajo que el que existía en el siglo antepasado, en cuanto a la proporción que representaba del correspondiente a Estados Unidos.
El crecimiento del producto interno bruto (PIB) per cápita no sólo ha caído por debajo de la experiencia histórica del periodo previo a la crisis de la deuda. También ha resultado inferior al crecimiento de la mayoría de las regiones del mundo, países ricos y pobres, exportadores o importadores de petróleo, reformadores o no reformadores. Para 2008 el PIB per cápita ya había caído a una cuarta parte del nivel de Estados Unidos, menor aún que el porcentaje alcanzado en 1870
.
Análisis con motivo de los 200 años de independencia en países de AL
Tan contundente aseveración forma parte de un análisis sobre México titulado Tres décadas de estancamiento económico (las dos últimas de la centuria pasada y la primera de este siglo), contenido en un libro sobre desarrollo económico que la Cepal realizó para conmemorar el bicentenario de independencia de la mayoría de los países de la región que apenas comenzó a difundir esta semana.
El ingreso por habitante en México llegó a ser equivalente a 60 por ciento del existente en Estados Unidos en el siglo XIX, mientras que el mayor nivel alcanzado el siglo pasado correspondió a la década de los setenta cuando equivalió a 70 por ciento del PIB per cápita estadunidense. A partir de entonces comenzó su descenso: en 1981 todavía representó 35.6 por ciento de su similar estadunidense pero en 2008 fue equivalente a sólo 25.6 por ciento, según los comparativos del organismo.
A partir de los noventa el crecimiento del PIB per cápita se expandió a una tasa anual de 1.6 por ciento, pero no bastó para remontar tanto la caída que dejó la crisis de la deuda como las posteriores consecuencias en la economía por el desmantelamiento industrial y la apertura comercial, entre otros factores, propiciados por el giro radical en la relación Estado-mercado
registrado en estas décadas que la Cepal califica como el tercer y largo periodo de estancamiento económico
en la historia del México independiente y que llega hasta el presente.
Tal estancamiento suele explicarse por el pobre desempeño de la productividad y éste a su vez se atribuye sin que se ofrezca ninguna evidencia
a que hace falta llevar a cabo reformas estructurales en los ámbitos energético, laboral, educativo y del sistema legal, según la percepción de las elites del país, abunda el capítulo dedicado a México, a cargo de Juan Carlos Moreno-Brid, coordinador de investigación de la Cepal en México, y Jaime Ros-Bosch, investigador del posgrado de economía de la UNAM.
Con los cambios neoliberales que implicaron un adelgazamiento del Estado la principal víctima fue la inversión pública en infraestructura
, además de que el actual modelo de desarrollo “exacerba las disparidades sociales.
La política de desarrollo que ha seguido el gobierno mexicano en las últimas tres décadas no parece haber captado adecuadamente cuál es el origen de los problemas de ajuste. El diagnóstico en que se inspira la estrategia actual deja que desear. Por mucho que no se defiendan estrategias de desarrollo del pasado no habría que dar por sentado que la crisis se debió al agotamiento de las mismas y para superar los nuevos obstáculos es posible que se requiera una participación mayor y mejor del Estado, y no lo contrario
, concluye el análisis.