Ofrendas con la boca y el pie: lienzos llenos de tradición es el título de la exposición inaugurada el pasado jueves en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP) de Coyoacán, donde se exhiben obras de autores que demuestran que el arte no tiene fronteras; en este caso, en torno del tema del Día de Muertos.

Los artistas forman parte de la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie (APBP), que en México abrió sus puertas en 1963. Un año después ingresó el primer creador: Demetrio Herrera Olivares, quien pinta con pies y boca.

A la fecha hay oficinas de la APBP en 42 países y artistas en esta condición en 74 países. En total, integran la asociación 800 artistas.

En México se tienen registrados 51 artistas que pintan con pies y boca, quienes se manifiestan así por haber sufrido un accidente, por enfermedad o por una incapacidad de nacimiento.

Entre los artistas presentes en la apertura estaban Omar Ríos, José Erick Calvillo y María Rosalía Reyes, entre otros, quienes recibieron un aplauso de la concurrencia.

Enaltecer las tradiciones, el propósito

Raquel Hernández, coordinadora general de la APBP, expresó que la asociación busca enaltecer la cultura y las tradiciones mexicanas. “Cada uno de los artistas que participan en esta muestra vive en su casa en diferentes estados de la República Mexicana. Se lanzó el proyecto y fue muy bien aceptado. Ustedes van a disfrutar de 41 obras.

Cada cuadro de los 41 artistas que participan tiene que ver con el Día de los Muertos. Es un mismo tema, pero los elementos utilizados son diferentes; además, se advierte que hay un mismo sentimiento. Me da mucha alegría la forma en que interpretan a la Catrina, a la muerte con su esqueleto, con el papel picado, con el mole. Es decir que no estamos olvidando nuestras tradiciones.

Los cuadros son en sí un triunfo contra las limitaciones físicas. Un artista con parálisis cerebral presenta un fondo azul profundo y unas figuras naif. En otro cuadro, unas calaveras de azúcar se antojan. En otra pieza unos ataúdes denotan frío, oscuridad. A final de cuentas son la última morada.

Sobre un lienzo se dibujan flores de cempasúchil, las de 400 pétalos. En uno más el logro del papel picado, la calabaza, el mezcal, el tequila, la cerveza, el agua, los dulces para el que murió de diabetes, las tortillas, las naranjas, el agua de limón, el pan, los limones. Son ofrendas que unen a vivos y muertos, estos últimos guiados por las luces de las veladoras.

En las imágenes, dos de las obras expuestas en el recinto, realizadas con la boca y con el pie

Sólo está muerto lo que se ha olvidado.

Raquel Hernández señala que a los artistas que pintan con pies y manos les cuesta más trabajo y tiempo hacer una obra, pero el proceso mental es el mismo. “Van aprendiendo las técnicas de pintura y eso les va dando más confianza. Siempre están luchando, y estar en una asociación les da un sentido de compañía, de grupo. De otro modo estarían todo el tiempo encerrados. Aunque es un tema difícil, hay que admitir que sufren discriminación, pero varios tienen la meta de ser pintores profesionales. La APBP no busca la caridad. En www.apbp.com.mx se pueden ver las obras, las cuales están a la venta.”

Rodolfo Rodríguez Castañeda, director del MNCP, expresó: “Las culturas populares viven y cambian, están vivas. El mundo sigue, avanza, pero tradiciones como la del Día de Muertos se van ampliando. Los integrantes de la APBP son artistas y es importante que les abramos espacio.

Este museo sensibiliza en torno al caso de personas con capacidades diferentes.

Mojigangas

El MNCP es un espacio vivo en el que los jóvenes que hacen su servicio social manipulan tres mojigangas, en forma de calaca, de tres metros de altura. Esto se puede ver en estos días de los que se nos adelantaron. Por la noche el público puede toparse con algún fantasma o con narradores de cuentos y leyendas.

También destaca la muestra Tzompantli artistas gráficos, en la que varios artistas visuales crearon una propuesta contemporánea que colocaron en las fachadas. Las calaveras tienen una forma, pero el contenido es absolutamente diferente.

Destaca una zona de venta de productos como calabaza en tacha, artesanías, pan de muerto, papel picado, aguas de sabores, vasijas de barro negro, dulces de calabaza y de camote, así como enchiladas y demás.